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Las dos caras de Mondo Twitter

Rodrigo Fresán: No llora cuando muere Salinger, con quien se lo comparó al salir «Menos que cero». Fue muy comentado su mensaje en Twitter: «¡Yeah! Gracias a Dios que por fin se murió. Llevo esperando este jodido día desde siempre. ¡¡¡Party Tonight!!!»

Bret Easton Ellis: Así es el Mondo Twitter: algo que asquea y fascina. Hay que escribir dentro de ese registro. En cuanto a lo de Salinger… Ese viejo gruñón que siempre nos odió a todos… Claro que me puso triste; pero fue mi manera de oponerme a la avalancha de necrológicas sentimentales que, sabía, caerían sobre nosotros. A mí me gusta Salinger y ese twit en realidad no era exactamente sobre Salinger. No voy a explayarme sobre el asunto. Sólo diré que sirvió para volver a experimentar la percepción que la gente tiene de mí: la mitad de los que lo leyeron querían matarme, la otra mitad pensó que era el twit más gracioso que jamás habían leído. Otra vez, lo de siempre: se me ama o se me odia.

RF: [..] ¿Alguna idea de cómo serán los «twits» que comenten la futura muerte de Ellis?

BEE: Que digan lo que quieran… pero no me lloren. Y por qué no: se murió Ellis. Por fin. Party Tonight!!!

(Bret Easton Ellis, “Soy una especia de alien”)

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El hit contra la sociedad de los hits

«Hoy recuerdo Los viejos vinagres… Luca me había dicho –no sólo a mí- ‘tenemos que tener hits’. Es una frase que algunos me achacaron. Sin embargo –lo mismo que su respeto por el dinero-, era un statement prodiano. Los viejos vinagres había sido compuesta casi en su totalidad por Germán, con Diego en el bajo y yo cantando la letra que había escrito para Luca y “sus” viejos vinagres. Un día, muchos años después, me crucé con Miguel Zavaleta, que me dijo “Esa frase fue la que yo siempre hubiese querido escribir”. Y no tenía razón. Porque Zavaleta y Suéter, en su visión alegre-cínica de la vida, hubiese observado que vivían rodeados de amargos. Sin embargo, en mi caso, en mi visión, era para Luca –y no otro- el mensaje de “vivís rodeado de tus viejos vinagres”, que no era otra cosa que sus angustias y su resentimiento hacia una sociedad que jamás podría cambiar, mejorar o reconvertir.»

Roberto Pettinato, «Sumo»