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Ya llega «Periodismo.com, el libro»

El 11 de septiembre Periodismo.com cumple 10 años. Para festejarlo, decidimos editar un libro con los mejores editoriales del Boletín Mensual. Se trata de textos escritos especialmente y que se republican para esta ocasión.

Quien se baje este libro electrónico gratuito podrá leer a (en orden alfabético) Homero Alsina Thevenet, Orlando Barone, Vicente Battista, Hernán Casciari, Christopher Crommett, María Curubeto, Alicia Cytrynblum, Julio Décima, Pepe Eliaschev, Rosendo Fraga, Rodrigo Fresán, Darío Gallo, Julián Gallo, Pablo Aro Geraldes, Andrew Graham-Yooll, Ricardo Goldberger, Marcelo Jelén, Gumersindo Lafuente, Aníbal Litvin, Pablo Marchetti, Juan Pablo Meneses, Joaquín Morales Solá, Jose Luis Orihuela, Julio Orione, Héctor Pavón, Quintín, Javier Darío Restrepo, Pepe Ribas, Martín Rodríguez, Gastón Roitberg, Diego Rottman, Alejandro Rozitchner, Rudy, Sebastián Tabany, Claudio Veloso y Miguel Wiñazki escribiendo o respondiendo sobre periodismo.

Mañana, la tapa y la dirección para bajarlo.

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Razzia de Canal 13 en YouTube ¿tan errada?

Canal 13 decidió volar todos los videos de sus programas subidos por usuarios a YouTube. La movida pasó inadvertida por los medios tradicionales, pero recibió la condena unánime de sitios y blogs.

Es entendible que los usuarios estén enojados, más cuando a algunos se les cerró su cuenta o se amenazó con cerrarla. Aunque tal vez habría que ver si ahí YouTube no fue más papista que el Papa.

De lo que no estoy tan convencido es de que la movida haya sido desacertada desde la óptica de Canal 13, cosa que aseguran muchos bloguers.

Los argumentos para explicarle a Canal 13 que, como empresa, lo que hizo fue un error son:

1. Los beneficios “virales” de que, a partir de YouTube, sus programas aparezcan en todas las webs de la red.

2. VXV, el sitio de videos propio en el que Canal 13 sí permite subir sus videos, es poco visitado.

3. Canal 13 reproduce en sus programas videos de YouTube sin permiso.

El último argumento es el más poderoso: desnuda la contradicción del canal. Pero en todo caso, de lo que se lo está acusando es de jugar las reglas del juego: reproduce lo que YouTube permite que se reproduzca y resguarda el copyright de su propio material. Es tan antipático como lícito, como cuando una editorial le pide a Rapidshare que borre un libro propio y a la vez reedita libros de dominio público.

Además, contradicciones va a haber siempre en decisiones como estas. Un ejemplo: uno de los perjudicados con el «operativo» fue Juan Pablo Meneses, periodista y docente de Periodismo.net. Había subido a YouTube fragmentos de «La noche del 10» para hablar de Maradona y le borraron el video… y era para su blog de Clarín.

Con respecto a los dos primeros argumentos, intuyo que la intención del 13 es, precisamente, revertir el fracaso de VXV. Es poco visitado y sus videos son poco virales «por culpa» de YouTube. Eliminado el principal competidor y con videos que no van a poder encontrarse en otro lugar (y de los que muchos blogs dependen) es de esperarse que vaya de a poco aumentando su popularidad, siempre y cuando permitan embeber los videos en otros sitios. Recordemos que YouTube tiene apenas dos años y medio de vida y es popular en Argentina desde hace uno.

Con el contenido en sus manos (aunque lo suban los usuarios), Canal 13 puede monetizarlo. En YouTube no hay ganancia. Esto lo saben todas las cadenas de EE.UU. que difunden por la Red su programación sin costo, pero con publicidad.

Entre la simpatía y los negocios, Canal 13 eligió hacer negocios. Nada loco.

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¿El «método Seinfeld»? o ¿El «método Fontanarrosa»?

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¿En qué se parecen Roberto Fontanarrosa y Jerry Seinfeld? Humoristas los dos, fánaticos de su ciudad ambos. Y no mucho más.

Cuando se piensa en alguien dedicado a hacer reír, se piensa en la repentización, el chiste a flor de piel. Pero ellos comparten métodos de trabajo constantes y sistemáticos.

Dice Fontanarrosa:

«He encontrado una forma que me viene bien. Voy anotando ideas que me parecen factibles. No mucho, la idea básica y después alguna otra cosa… las guardo, hasta llegar más o menos a 25, una cantidad caprichosa. Entonces vuelvo al primero, y con la distancia, los errores saltan muy rápido, como si lo hubiera escrito otro. Ahí hago una primera versión, y así con todos. De cualquier modo, y esto no cambió desde que trabajaba en publicidad, de pibe, lo mío es producir mucho con poco refinamiento.»

Dice Brad Isaac que le dijo Seinfeld:

«Tenía que preguntarle a Seinfeld si tenía algún tip para un joven comediante… Dijo que la mejor manera de ser un buen comediante, era crear mejores chistes, y la mejor manera de crear mejores chistes, era escribir todos los días.»

En varias notas Fontanarrosa contó que trabaja en su estudio todos los días, solo, durante 7 u 8 horas.

Y Seinfeld es todavía más extremo, tiene un «método de productividad», revelado en palabras de Isaac:

«Me dijo que consiguiera un calendario de pared grande que tuviese todo el año en una página, y que lo colgara en una pared prominente. El próximo paso, era conseguir un marcador rojo grande.

Dijo que, para cada día que escribiese, pusiera una gran X sobre ese día. ‘Después de algunos días, tendrás una cadena. Simplemente mantente marcando X, y la cadena se hará mas larga cada día. Te gustará ver la cadena, especialmente cuando hayamos acumulado algunas semanas con ella. Tu único trabajo, es no romper la cadena’.

‘NO rompas la cadena’, repitió enfáticamente. [..]

Saltearse un día hace que saltearse el siguiente sea más fácil.

[..] Seinfeld entiende que la acción diaria da mejores beneficios que estar sentado y tratar de terminar 1000 bromas todos los días.»

¿Y el ocio? El personaje de Seinfeld en la sitcom trabajaba poco, pero sus colegas lo definen como un «workaholic extremo». Claro que si uno pasa las dos centenas de millones de dólares puede hacerse tiempo para darse algunos gustos .

Sobre este tema el «método Fontanarrosa» es claro: reivindica el «ocio no creativo»:

«Dejame de romper las bolas con el ocio creativo. Yo defiendo mucho el tiempo al pedo, tanto como el del laburo. Aún intento jugar al fútbol, soy una cosa patética, pero el hecho de hacer un juego, lo que sea, hace que ese tiempo no estés pensando en el trabajo. Yo necesito algo que me limpie la cabeza. Habitualmente trabajo siete horas y media, termino a eso de las seis. Ahí caigo en el bar y estoy una hora y media boludeando con los amigos.»

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«Cómo ganar dinero online», un libro gratuito

John Chow es uno de los referentes más populares en la categoría «haga dinero en internet». Su blog «Make Money Online» está lleno de consejos para el bloguer u otro tipo de creador de contenidos digitales que pretenda convertir su hobby en un negocio redituable. Con su blog está facturando 10.000 dólares por mes. ¡Y cuenta cómo lo hace! Cada mes publica un post con sus ganancias desagregadas.

Gran parte de estos consejos se limitan al mercado norteamericano y a los contenidos publicados en inglés, pero algunos aplican para otros países o idiomas.

Ahora acaba de publicar un libro digital compilando muchos de esos recursos y técnicas. Ofrece su descarga gratuita para construir tráfico: «regalando este libro sin condicionamientos, se va a distribuir por toda Internet, y eso significa links a mi blog. Si a los lectores les gusta lo que leen, las posibilidades de que vuelvan a mi blog son altas. Esto va a incrementar el tráfico a mi blog y más tráfico significa más dinero».

El libro en PDF de 59 páginas está en inglés y se puede descargar aquí

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Kyuujitu byou

Quien esté espiando mi otro blog, «Malas Palabras sic», habrá visto varias frases de Robert Levine. Es que estoy leyendo su libro «Una geografía del tiempo (O cómo cada cultura percibe el tiempo de manera un poquito diferente)».

El trabajo es del ’97, pero se editó hace poco en español por la misma colección que publica los libros de Paenza. No es un libro para cualquiera, pero al que le interese este tipo de material le va a encantar.

Levine, psicólogo social, dedicó buena parte de su vida a estudiar la influencia del tiempo en los individuos en diferentes períodos históricos y lugares del planeta. La excusa es una investigación que realizó en 31 países para descubrir las características de los lugares y las culturas que los hacen más rápidos o más lentos. Pero cada página es una joya de datos, anécdotas y pensamientos que exceden una investigación académica. Y todo narrado con un fino sentido del humor.

Que cada cultura vive el tiempo de manera diferente es la premisa que atraviesa todo el libro. Cuando esta semana de vacaciones es festejada por cualquier argentino (que pueda tomársela) bien vale leer este párrafo sobre cómo la hubieran vivido los japoneses:

Los lunes deprimentes no son problema para los trabajadores japoneses. Lo más probable es que padezcan angustia y síntomas psicosomáticos de afecciones con nombres como «Enfermedad del Domingo» (Nichiyoy byou) y el «Síndrome del Feriado» (Kyuujitu byou). Por ejemplo, un médico cuenta el caso de un contador indispuesto: «Todos los viernes, sin excepción, siente un dolor agudo en la parte de atrás del cuello. Se pasa todo el fin de semana en cama, demasiado cansado para moverse. Pero no bien llega el lunes, se cura en forma milagrosa». El síndorme del feriado, de acuerdo con el psiquiatra Toru Sekiya, «es una enfermedad japonesa única. Esos hombres no pueden soportar no seguir trabajando».

[audio:http://www.eggdisk.com/files/337478_f3jyo/sastr.mp3]

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¡Qué divinos!

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Armed America: norteamericanos que posan orgullosos con sus armas.

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El condenado en el patíbulo

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Nunca estaremos seguros de que al criminal lo estamos condenando por su delito: un cuchillo sangrante con sus huellas no será prueba suficiente para persuadirnos de que él fue el asesino.

Pero ¿cómo no fascinarse ante la evidencia de dos textos casi iguales, ignoto o enterrado el original, consagrada la copia?

El plagiario está acorralado. Él ya no tiene coartada, ese es un recurso para infractores más sofisticados. La crítica, el público lo miran con el placer morboso del árbol a medio caer, pero deseando a la vez que todo sea un malentendido.

Y el plagiario habla. Y ahí, más que la absolución o la condena, se ve al verdadero autor. Su explicación hablará más de él que, tal vez, las páginas que eligió replicar.

Puestos a justificar lo que no tiene justificación, hay tres categorías de plagiarios:

1) Los burócratas: los precupa no perder a sus lectores y su casa de veraneo. No fue un plagio, fue un «error involuntario». De otro. Vuelven a plagiar, en este caso, la «explicación estándar frente a un plagio».

Un error absolutamente involuntario permitió que los textos de la profesora Mónica Cavallé fueran incluidos en Shimriti sin la correspondiente y merecida mención a su fuente. (Jorge Bucay)

Se trata simplemente de la omisión de tres citas que una vez advertidas fueron entregadas oportunamente a la editorial para su inmediata corrección, lo que lamentablemente no ocurrió por motivos ajenos a mi persona. (Felipe Pigna)

Mi esposa Blyte, historiadora del arte, se encarga de hacer muchas de las investigaciones para mis aventuras. (Dan Brown)

2) Los caballeros: reconocen total o parcialmente el plagio y aclaran el motivo de la inclusión. Encomiable, pero sin vuelo. Apenas salvaron su honor.

Usé hechos reales que describe Lucilla Andrews. Hasta donde sé, mi manera de expresarlos es diferente de la de ella. Sólo usé su relato de ciertas cosas, por cierto sobre el entrenamiento de las enfermeras. (Ian McEwan)

3) Los artistas: la explicación del plagio es, en sí, una manifestación artística. Si es verdad o no lo que argumentan es lo de menos.

Desde la primera entrevista con LA NACION hablé de la reescritura como un principio constructivo de la novela, que por algo se llama Bolivia Construcciones. Hubo ya trabajos académicos que identificaron y elogiaron ese procedimiento, que lo hizo gente de manera mucho mejor, como Juan Rodolfo Wilcock en sus primeras crónicas y en sus últimas novelas italianas. Con sólo introducir una única modificación un mismo texto cuenta otra historia. Nunca quise perjudicar a Carmen Laforet. Por el contrario, quise que Nada, la novela de ella, tuviera más lectores y no menos. Nada es una novela clásica que se enseña a los chicos en el secundario. Quise que Nada se reconociera en Bolivia Construcciones. Es decir, se quiso mostrar a Nada , no se la quiso ocultar, lo cual hubiera sido muy fácil. Se quiso señalar a esta otra novela, no ocultarla, se la quiso homenajear, no cancelarla. Esto de la reescritura de Nada se hace en música con el sampleo, o en artes plásticas, como lo que hizo Warhol con La última cena. (Sergio Di Nucci)

Y mi explicación favorita, un ejemplo de ficción, tomado de «Historias de familia»:

Psicólogo: ¿Sabes por qué estás aquí, Walt?

Walt: No realmente.

Psicólogo: Dijiste que escribiste la canción que tocaste en el concurso… ¿Por qué?

Walt: No lo sé.

Psicólogo: ¿Tenías razones para hacerelo?

Walt: Sentí que pude haberla escrito.

Psicólogo: Está bien, pero no fue así. Fue escrita por Roger Waters, de Pink Floyd, creo que sabes eso.

Walt: Pero pude haberlo hecho yo. Así que el hecho de que ya estuviera escrita es un tecnicismo.

Psicólogo: Entiendo.

[audio:http://www.simplenet.com.ar/mp/mpaniversario/30.mp3]

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La guía telefónica, en vías de extinción

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¿Cuántos años más les quedará de trabajo a los repartidores de guías que volvemos a ver estos días por la ciudad?

Esos ladrillos con los que nos azuzan cada año serán, cada vez más, de menos utilidad para más gente. Yo ya no recuerdo cuál fue la última edición que saqué del envoltorio. Y no soy el único.

Es que no tiene demasiada lógica ocupar espacio con un catálogo de cientos y cientos de teléfonos, cuando durante el año necesitaremos apenas una decena, encontrables con algunos clicks en la web. Y, a la inversa, tampoco es útil almacenar en nuestros hogares unos pocos plomeros de las páginas amarillas, cuando en la web podemos encontrarlos a todos.

Es cierto, Internet no es todavía un medio masivo. Pero no para de crecer. Y hay que reconocer que pocos plomeros tienen sitio web. Pero cada vez hay más. Por eso digo que está en vías de extinción.

Pero el principal defecto de la guía es que no cumple con su cometido: ser una recopilación de todos los teléfonos. En un tiempo en el que los llamados, más que a los hogares, se hacen a las personas, la guía telefónica no lista los abonados de celulares. En un parque de casi 40 millones de aparatos, 30.287.000 unidades pertenecen a la telefonía móvil y apenas 9.026.300, a la fija (la que sí aparece en la guía). O sea que la suma de todas las guías argentinas contiene apenas un 25% de todos los números de teléfono y ninguno de los que más se necesitan. Es como un diccionario al que le faltaran los significados de ¡veinte letras!

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Más al pedo que biblioteca en casa de Gran Hermano

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Hace un tiempo había leído que los productores de Gran Hermano preparaban una biblioteca para la casa, armada a partir de sugerencias de famosos.Me daba mucha curiosidad conocer los famosos que iban a hacer la selección y los títulos elegidos. El sábado se develó la incógnita:

Susana Giménez: «Inés del Alma Mía», de Isabel Allende
Jorge Telerman: «Nunca Me Abandones», de Kazuo Ishiguro
China Zorrilla: «Cien Años de Soledad», de Gabriel García Márquez
Soledad Silveyra: «El Mundo de Sofía», de Jostein Gaarder
Enrique Pinti: «Don Quijote de la Mancha», de Miguel de Cervantes
Roberto Fontanarrosa: «La Conjura de los Necios», de John T. Kennedy
Félix Luna: «Soy Roca», de Félix Luna
Eliseo Verón: «La Torre Oscura VII», de Stephen King
Pacho O’Donell: «La Biblia»
Vicente Battista: «La Isla del Tesoro», de Robert L. Stevenson
Daniel Gómez Rinaldi: «Escrito en las Estrellas», de Sidney Sheldon
Laura Ubfal: «La Insoportable Levedad del Ser», de Milan Kundera
Marisa Brel: «Resultados Extraordinarios», del Lic. Bernardo Stamateas
Narda Lepes: «Doña Lola», de Lola P. de Pietranera
Marita Otero: «La Divina Comedia», de Dante Alighieri
Abelardo Castillo: «El Lobo Estepario», de Hermann Hesse
Silvia Iparraguirre: «El Juguete Rabioso», de Roberto Arlt

El hallazgo merece varias observaciones. La primera, enterarse de que algunos de la lista de famosos saben leer. La segunda, comprobar lo elástica que es la palabra «famoso». La tercera, si en Telefé quieren hacerse los ilustrados, al menos pongan bien el nombre de los libros y los autores en la gacetilla (es John Kennedy Toole). La cuarta, la marcada preferencia por la ficción (solo dos libros claramente de no ficción). La quinta, la megalomanía de Felix Luna, que entre todos los libros del Universo solo pudo sugerir uno de su autoría. Y por último, lo poco criteriosos que son algunos famosos con sus elecciones: nadie recomendó, como propuso Editado, «1984» de Orwell, la elección cantada. Ni «Relato de un náufrago» o «Robinson Crusoe», libros apropiados y livianos. Facho O’Donnel les descerrajó «La Biblia» y Marita Otero les propuso «La Divina Comedia» a los descerebraditos.

Griselda: ¿Vamos a la pileta?
Damián: ¡Esperá, esperá, que quiero terminar de leer «Soy Roca»!

¡Un poco de cordura por favor!

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Los conservadores

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¿Quiénes dijeron estas frases?

I

Con el orden no se puede ser caníbal; uno puede combatirlo, puede estar en su contra, pero lo que no puede hacer es comérselo.

Aquí hay un umbral de seguridad propio del Tercer Mundo, eso hay que aceptarlo. Nadie nos protege.

Aquí estoy, tratando de hacer un libro, encarando la vida con vigor, con satisfacción, ayudado por el paso de los años, que hace cosas saludables, también, como que te vuelca más alcohol del que podés tomar… Ya casi no estoy bebiendo, tengo que parar de beber del todo.

II

Yo creo que las drogas no te dan nada que ya no tengas. Si tenés dudas, te dan dudas. No hay que buscar ahí lo que no tenés. Ni el talento, ni la inspiración, ni el coraje, ni la voluntad te llegan con la droga.

III

Nada de sexo, droga y rock & roll.

IV

Prefiero escuchar música onda Pimpinela, Roberto Carlos o Nino Bravo.

Lo único que a mí me importa, de verdad, es mi familia, mi nueva casa y las clases de fútbol de mi hijo.

V

Menos mal que empecé a reconsiderar miles de cosas que pensaba y me dediqué solamente a tocar música.

VI

Grabar un disco no es lo importante: lo importante es que la gente lo compre.

Las frases de I pertenecen a Carlos «el Indio» Solari.

La frase de II pertenece a Charly García.

La frase de III pertenece a Flavio Cianciarullo.

Las frases de IV pertenecen a Vicentico.

La frase de V pertenece a Luis Alberto Spinetta.

La frase de VI pertenece a Ale Sergi.

Todas aparecieron en «Las mejores entrevistas de Rolling Stone – Íconos del Rock Nacional 1967-2007»

[audio:http://www.simplenet.com.ar/mp/mpaniversario/27.mp3]