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Clarín: «Néstor Kirchner prendió la bengala en Cromañón»

El 28 de agosto Clarín presentó una tapa inusualmente crispada:

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El día anterior, el Gobierno había finalmente presentado el proyecto  para reemplazar la vieja Ley de Radiodifusión de los tiempos del Proceso, rebautizada sin ambages por el gran diario argentino como Ley de Control de Medios.

Desde entonces, esa crispación no cedió y día tras día y con excusas débiles o sin excusas fueron desfilando todas las críticas contra el Gobierno y las causas de corrupción contra sus funcionarios y allegados que hasta ahora había omitido o difundido con suavidad, convirtiéndose en una especie de diario «El Argentino», pero al revés.

Esa ofensiva de Clarín, que canibaliza su contenido al ver afectados sus intereses, motivó una frase en Facebook de un periodista del diario:

Me pregunto si la gente no se está dando cuenta… Estas súbitas tapas y notas «antiK» van a terminar de liquidar la credibilidad del diario, y esto va a ser peor que la Ley de Radiodifusión. Un poco de sutileza y sentido común…

y que el blog La Otra sacara una serie de tapas imaginarias que, a este paso, podríamos ver en Clarín en el futuro:

Para Fontevecchia Clarín ataca así porque en realidad es débil. Para Jorge Asís Clarín está volviendo -tarde- al periodismo. Veremos su evolución pero adjetivar negativamente toda iniciativa del gobierno nacional (¿Macri está haciendo todo joya?) y manipular declaraciones opositoras no parece el mejor camino para hacer buen periodismo. Al lado de La Nación, hoy Clarín parece escrita por los comentaristas de los diarios digitales.

En la tapa del cambio hay un detalle que recuerda especialmente a un hito del periodismo local:

Clarin_28_08_2009_A_001_print Esa mirada despectiva hacia la «barra» que invade un espacio emblemático de la ciudad se parece demasiado a esta:

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Cuenta la leyenda que en esta infame tapa de la desaparecida revista de Daniel Hadad se le pintó un diente de negro con Photoshop al modelo de la foto para hacerlo más repulsivo. No alcanzaba con montar la foto, no alcanzaba con sacarle la remera, no alcanzaba con que tuviera una cara y un peinado poco fotogénicos, tenían que pintarle el agujero entre los dientes. Ese empalago indigesto es el que se siente cada día cuando Clarín nos cuenta qué paso ayer y qué pasará hoy.