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El medio más poderoso no tiene prestigio

Escrito en abril de 1999 para el Boletín de Periodismo.com Nº 14

El terremoto en Los Angeles de 1994, el informe Starr, Matt Drudge revelando las intimidades de la pareja Clinton-Lewinsky son algunos de los picos de audiencia que consagraron a Internet a nivel mundial como el medio informativo de la inmediatez y la simultaneidad por excelencia.

Casi 12.000 publicaciones informativas exclusivamente de la web, más de 30 millones de paginas para visitar (desde las inútiles hasta las imprescindibles) y gran parte de las publicaciones de papel volcadas a la WWW total o parcialmente, convierten incuestionablemente a Internet en el medio con más información.

Posibilidad de poner una publicación gratuitamente en línea, sitios que ayudan a diseñar, redactar, instalar y hasta financiar un «webzine» hacen que la Red de redes sea el medio más democrático a la hora de difundir ideas o información.

Noticias a la carta en tiempo (periodicidad y duración), soporte (texto, audio, fotos y/o video), idioma y contenido consagran a Internet como el medio de comunicación más configurable.

Mas de 90 millones de usuarios de la web, mas de 160 millones de usuarios de Internet con un perfil mayoritariamente joven, de buen poder adquisitivo, buen nivel educativo y conocimientos tecnológicos, hace de Internet el medio masivo con la audiencia más calificada.

Inmediatez, pluralismo, diversidad, audiencia calificada y masiva a la vez… ¿el medio ideal? Al menos no todavía, al menos no para los anunciantes, al menos no para América latina. Y ¿paradójicamente? al menos no para los periodistas.

Que aparezca un medio de comunicación como Internet y que los periodistas le den la espalda como ambito laboral (aunque no como espacio de investigación) es un dato aparentemente incomprensible. Pero con fundamentos.

El periodista de PC Magazine, John C. Dvorak elaboró el nuevo orden jerárquico de la prensa, cuando se enteró de que un amigo suyo, columnista de un renombrado diario, rechazó la oferta de cambiar el lugar de publicación de sus columnas a un medio online. La oferta económica era muy buena, pero prefirió ganar menos y seguir en el diario, porque consideraba que en la web perdería credibilidad, poder y prestigio.

Asi surgió esta lista de los espacios más influyentes dentro de la prensa, de más poderoso a menos:

  • Novelistas «Best-sellers»
  • Principales conductores de los noticieros televisivos más importantes
  • Escritores de no ficción
  • Columnistas de revistas
  • Escritores en revistas
  • Columnistas de diarios
  • Conductores de talk-shows radiofónicos nacionales
  • Periodistas de diarios
  • Escritores en diarios
  • Periodistas de redes televisivas nacionales
  • Conductores de TV local
  • Conductores de talk-shows radiofónicos locales
  • Periodistas de redes televisivas locales
  • Periodistas freelance de TV
  • Periodistas de radios locales
  • Personalidades de la radio
  • Columnistas en la web
  • Periodistas en la web
  • Periodistas en medios sensacionalistas

Por supuesto que la lista, el orden y hasta las categorías son discutibles, pero no deja de llamar la atención el funesto lugar que ocupan los profesionales de la información de la web, sólo por encima de los periodistas de la prensa amarilla. Pero al menos Dvorak encuentra justificaciones para su orden jerárquico basándose en varios elementos: la percepción de cuál profesional es más influyente para el público en general; la dificultad con la que se puede conseguir un trabajo en las categorías superiores; la facilidad con la que se puede conseguir un trabajo en las categorias inferiores; la compensación; la percepción de cuál profesional es más influyente para los profesionales de los otros medios; la percepción de cuál profesional es más influyente para los profesionales de Relaciones Públicas; la dificultad para conseguir acreditaciones de prensa, etc.

Los escritores de la web son percibidos como de «bajo rango» por varias razones: cualquiera puede poner sus opiniones en la web, no hay barreras para entrar. Las ganancias no suelen ser demasiado tentadoras y, la mayoria de las veces, los periodistas de la web deben pagar de sus bolsillos el espacio. Y para afrontar esos costos, deben dedicarse a otros empleos (periodisticos o no) para mantenerse, descuidando así la calidad de los productos, muchas veces mínimamente editados, mal diseñados y sin actualizaciones periódicas.

A esto habría que agregar que hasta el momento no existe una carrera organizada específicamente para los periodistas de la web (no sólo porque no hay oferta, tampoco hay demanda), que hay demasiada información-chatarra dando vuelta en Internet y que en América latina son pocos los medios impresos que generan contenido original para Internet.

También hay que reconocer que todo medio nuevo necesita de tiempo y «goles» para ganar prestigio y que los pioneros ocuparán un lugar de privilegio en su desarrollo futuro.

No hay que olvidarse de que Internet es un medio en permanente desarrollo, mientras que el resto de los medios de comunicación (con la discutible excepción de la televisión) ya terminaron su fase evolutiva (un diario que habla ya no es un diario, una radio con imagen ya no es una radio). Le quedan a Internet (o como se llame entonces) varios años de evolución para hacerse mas amigable y conquistar así a nuevos públicos y a periodistas que elijan a este medio de comunicación ideal como el lugar soñado para desarrollarse profesionalmente.