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Noticias del milenio pasado

Dicen que no hay nada más viejo que el diario de ayer. Ni que hablar del de 30 años atrás. Pero para un diario «popular» esas reglas no son obstáculos. Si provoca, sirve, no importa si la noticia fue del día anterior o del siglo XX. Se disfraza de hallazgo algo sabido y va a tapa.

Hace unos días pasó, cuando recién la estafa de Schocklender salía a la luz. Libre, ante la ausencia de información concreta, eligió recordar, en la primera plana, el parricidio de los hermanos. Algo sucedido hace tres décadas, sin nada nuevo para aportar. Una efeméride, bah.

 

Unos días después, volvió al caso con una impactante tapa que tuvo mucha repercusión, sobre todo en las redes sociales: 

 

Una «buena tapa» desde la perspectiva sensacionalista, pero las fotos, presentadas como inéditas, ya habían sido publicadas en la revista Mu y no son precisamente actuales: fueron tomadas hace dos años y medio (en tapa dice que son de 2009, pero son de diciembre de 2008).

Hoy (via @matiask) otro diario recurre a las noticias de ultimo momento de hace 30 años:

Aunque el «Hace 27 años» está más chico que el resto, llevando a pensar al que ve de lejos el título que es algo actual, acá el enfoque es más justificable. La confesión fue hecha ayer por Cristina y el diario eligió un costado humano a la presentación de la Ley Antitabaco. Aun así, el dato tampoco es nuevo: ya figuraba en la biografía escrita por Olga Wornat en 2005.

Pero, ¿qué esperar de la prensa amarilla si todos los diarios serios nos informan hoy en sus tapas que murió Borges… hace un cuarto de siglo?

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Las cinco doblevés de periodismo militante

Hace un tiempo, para conmemorar el Día del periodista, escribí el post «Las cinco doblevés del periodista». En los cuatro años que van desde entonces hasta ahora, cambió mucho el país y el periodismo. La idea de «periodismo militante», que por entonces no existía o era muy menor, terminó siendo un concepto que parece abarcarlo todo. Ahora se es periodista militante por elección (se autodenominan así muchos referentes afines al gobierno) o por defecto (esos mismos referentes acusan al resto de militar para la «opo» y la «corpo»). A la vez, la idea de periodismo independiente sufrió una devaluación tal que ni sus defensores se atreven a enarbolarla.

Por eso, este Día de Periodista ofrezco cinco doblevés (que, como se sabe, son seis), pero del periodismo militante, formuladas como punto de partida para un debate entre los lectores sobre este nuevo modo de transmitir información.

¿Dónde ubican los periodistas militantes a medios como, por ejemplo, The New Yorker?

El periodismo militante aborrece al periodismo norteamericano, «que simula independencia». Fox, claramente, es militante antiObama, pero ¿en qué lugar poner a los medios más tradicionales de EE.UU. tipo Time, que practican periodismo a la vieja usanza o a los más innovadores, cercanos al periodismo narrativo o de crónica, como Vanity Fair? Todos ellos firman, en tiempos de elecciones, un editorial donde dicen a qué candidato apoyan, pero eso no tuerce su cobertura a favor del elegido ni en contra de su oponente.

¿Por qué los medios que adhieren a la idea de periodismo militante no ponen un disclaimer?

Como consecuencia de la pregunta anterior, ¿por qué los medios del «periodismo militante» no ponen un aviso en su tapa declarando a que candidato/ideología/partido apoyan? No debería avergonzarlos, sino todo lo contrario, y el lector sabría desde qué punto de vista se está informando.

¿Quién define por quién milita un medio?

Con el periodismo militante nunca terminé de entender si el militante es el medio o el periodista. Si es el periodista, probablemente tenga que trabajar en medios que no necesariamente coinciden con su militancia, ¿qué debe hacer en esos casos? Si es el medio, ¿todos sus periodistas deberían militar por la misma causa que abraza el dueño del diario/canal/emisora? ¿Está explícita la cláusula de conciencia en los medios de periodismo militante?

¿Cómo se traslada el periodismo militante a otras secciones?

¿Hay que aplicar la idea de periodismo militante a todas las temáticas de un medio? ¿Los periodistas deportivos deben decir de qué cuadro son y defender a sus equipos? ¿Cómo es un modelo de periodismo militante aplicado a las notas de Espectáculos?

¿Qué valor agregado pone un periodista militante?

Si el periodista militante transmite acríticamente lo que su fuente le pide que difunda, y no lo contrasta con fuentes alternativas, ¿qué suma? ¿en qué se diferencia un nota elaborada así de una mera gacetilla?

¿Cuándo informar?

¿En qué situaciones se debe dar a conocer una noticia que afecta a un sujeto vinculado con nuestra militancia? Página/12 no informaba, dentro de su acuerdo con Wikileaks, cables que implicaban al gobierno, ni tampoco se ocupó, al igual que Tiempo, del caso Schoklender durante los primeros días. ¿Se privilegia informar al lector o proteger al damnificado?

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El gran impostor de Twitter

Twitter esta plagado de fakes, personalidades falsas que se hacen pasar por verdaderas. En una categoría estan los fakes irónicos, delirantes, mordaces: no pretenden confundir a los lectores, sino burlarse de quienes imitan. Después están los que ocupan el nombre del famoso, pero no usan la cuenta (el falso Jorge Rial jamás tuiteó, pero tiene casi 7000 seguidores). Y por último, están aquellos que podríamos llamar «impostores», se hacen pasar por el famoso imitando su estilo.

En este tercer grupo, el líder en Argentina es indiscutiblemente el usuario @victorhugo590. Las razones por las que recibiría el premio al mejor estafador son varias. Para empezar, consiguió tener 71.871 seguidores al momento de escribir esto, casi la misma cantidad que los 79.977 followers de @vh590, la verdadera cuenta de Víctor Hugo Morales.

Si se busca en Google la frase Victor Hugo Morales en Twitter, ¡aparece primero el fake y después el verdadero!

Otra razón es que cada vez que @vh590 dice cuál es su verdadera cuenta, @victorhugo590 responde con mensajes como este

http://twitter.com/victorhugo590/status/63743221884399616

Tuvo, incluso, una pelea con el verdadero Martín Caparrós de Twitter:

http://twitter.com/victorhugo590/status/71689938810322944

(¡retuiteado por 47 personas!)


https://twitter.com/victorhugo590/status/71721456005939200

Pero lo más divertido es cuando los medios tradicionales, subidos a la moda de la notuitcia, toman por declaraciones del relator uruguayo, tuiteos de su imitador. Hace un tiempo cayeron, de un saque, Jorge Rial, Mirtha Legrand y Duro de Domar (a partir del minuto 2:46):

Y ahora acaba de caer la agencia Noticias Argentinas (click en la imagen para ampliar):

con este tuit, retuiteado por 19 incautos:

http://twitter.com/victorhugo590/status/76377841826144256

¿Qué está esperando el verdadero Víctor Hugo Morales para verificar su cuenta y denunciar a la falsa?¿O quiere que pensemos que el fake es él mismo tuiteando lo que no se anima a decir en la cuenta oficial?

ACTUALIZACIÓN: Juan Pablo Mansilla agrega dos casos más, uno de ellos aparecido en Clarín.

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Peor que la tapa en blanco

Con la tapa de hoy Clarín llegó a un nuevo piso, superando incluso a la tapa en blanco. La noticia principal de la tapa del diario y las primeras páginas está dedicada a la posible relación entre teléfonos celulares y cáncer. Bajo la etiqueta «Tema del día» (!) se destinan los espacios principales del medio a una verdadera no-ticia.

Para empezar, el tema no es novedoso. Año a año, como la noticia de que limpiarse los dientes hace bien al corazón, vuelve a aparecer algún estudio que da cuenta del vínculo celulares-cáncer. Para muestra, una nota de 2008 de Noticas y una de 2006 de… Clarín.

La redacción infla todo para justificar semejante espacio e importancia. Desde la volanta «Organización Mundial de la Salud», al título «a máximo nivel» hasta el copete («especialistas», «analizan estudios», «veredicto»), todo tiende a jerarquizar la noticia, ideal para un recuadro en Información General, pero absurda para una tapa y la apertura de un diario.

Pero lo peor es que tanta grandilocuencia no puede enmascarar lo condicional de la información. Detrás de las grandes palabras se esconden los potenciales: «posibles consecuencias», «… si puede traer», «no hay nada probado» y una frase que termina de aniquilar el tema del día: «Aunque con cautela, sostienen que nadie aportó evidencia científica».

Lo que termina de confundir todo más, es que se presenta como un debate: «discuten», «delibera». Es una investigación científica, no una reunión de consorcio. O provoca cáncer o no provoca cáncer, no es una polémica.

Tanto desquicio solo tiene una posible explicación. Y es la que daba hace unos días Diariosobrediarios, recapitulando que ya van un par de semanas sin tapas específicas contra el gobierno de Cristina.

Por eso, estén atentos a los próximos Temas del Día de Clarín: «Informe exclusivo del CGP 7 – Doña Lola, la verdulera, asegura que el peluquero sería rarito. El resto de los vecinos discuten que no hay nada probado, pero que es medio amanerado. En una semana dan su veredicto».

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A ver si lo entienden de una buena vez: los argentinos dirigimos el mundo

Todas noticias aparecidas en los diarios de hoy. Click en la imagen para ir a la fuente.

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«Sofía Gala Porro», meme de Twitter

Si, como dice Gonzalo Peltzer en su blog, la idea original del diario Libre era «un homenaje a Libèration a quien intentarían parecerse y que sería un diario joven, y no un popular de sangre y el sexo», Sartre debe estar revolcándose en su tumba. Porque la tapa de hoy desmiente esas intenciones:

La portada es casi naive si se la compara con algunas de Crónica como esta de hace un año, que casi no tuvo repercusiones:

Se inscribe en la misma veta policíaca que la de Paparazzi de Juanita Viale:

O de El Guardián, escrachando número a número a los clientes de los travestis en la Zona Roja:

Y recuerda la tapa de The Sun mostrando a Kate Moss en la casa de Nelson Mandela tomando cocaína:

Sin embargo fue la de Libre la tapa que prendió entre los tuiteros. A la buchoneada se le sumaba lo inocuo de la denuncia, el espacio que le dedicaban y el título sin verbo. Después de dos días de tapas insulsas, Libre se despertó y empezó a hacer sensacionalismo.

El buzz durante el día llevó al tema a Trending Topic de Twitter para Argentina (indicador de los temas más populares), pero ¿se va a traducir este éxito virtual en éxito de ventas? Los que hablaron en la Red de «Sofia Gala Porro», ¿van a ir al kiosco a comprar el diario hoy o mañana? Dudoso. Aparte, no son el supuesto target del diario. Otra teoría es que este escándalo armado va a tener su eco en los programas de chimentos de la tarde, que sí son masivos y que sí ven los sectores populares.

Pero la tapa en sí es mala desde el punto de vista del editor porque termina en la tapa. ¿Para qué vas a comprar el diario si ya viste la foto y no hay nada más para agregar?

En Twitter se empezó a hablar temprano, con el director del diario fogoneando el escándalo, retuiteando una crítica del Chavo Fucks:

Luego, cuando creció la ola de críticas, pareció echarse atrás con un tuit incomprensible:

Y al final terminó pidiendo convertir el «acierto» en dinero:

El resto se dividió entre los que hablaban de la no-ticia:

http://twitter.com/DiegoF/status/65873125732139008

http://twitter.com/ale_turner/status/65861792743690240

y los que hablaban del modo de titular, que terminó en el divertido hashtag #titulocomolibre:

http://twitter.com/chapita/status/65798810319863808

Mientras tanto, Muy sigue durmiendo la siesta (aunque por ahora venda más) con la coincidencia de que justo hoy hay en tapa una nota del montón a Moria Casán, la madre de la única fumadora de porro de Argentina.

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Libre y Muy, los diarios populares de Palermo

Todavía es muy pronto para conclusiones, pero sí se pueden hacer algunos apuntes sobre la edición número 1 de Libre y Muy, los diarios populares de Perfil y Clarín respectivamente que salen a competir con los ya establecidos Crónica y Popular, pero también con  otros 13 diarios porteños más, que parecen demasiados para un medio que supuestamente está en extinción.

Foto @librediario

La impresión general de esta edición fundacional es que tienen poco de lo que se conoce como diarios populares (eufemismo usado para diarios sensacionalistas) en el resto de la región, tanto en lenguaje -ver como escriben en el genial La Cuarta de Chile- como en contenido. Más cercanos a The Sun que al Popu, son diarios escritos por periodistas de Palermo para lectores del conurbano. Poco sexo, poca sangre y poca calle para un medio de este tipo. En este sentido es hasta gracioso que Libre ofrezca su PIN de Blackberry.

Foto @Bracesco

Libre nace fruto de un error de cálculo, ni más ni menos. Fontevecchia sic: “Sacamos el diario porque nos equivocamos al comprar la rotativa, la teníamos subutilizada en la semana». Y se ataja para un posible fracaso: «los diarios populares son exitosos en paises mas desarrollados y con clases bajas de buen poder adquisitivo, no sabemos si la Argentina esta madura para estos productos». El caso del nacimiento de Muy bien podría buscarse en un tuit del falso Héctor Magnetto: «Como hice con el diario Perfil en 1998, destruiré el diario Libre en menos de lo que canta un @dariogallo».

Las tapas tuvieron tres coincidencias: Bin Laden, Gran Hermano y el Papa. Muy agregó a Cappa y una exclusiva de Ricardo Fort. Las dos extras de Libre fueron absurdas: el adiós a Sabato (viejo, alejado del target y sin nada que agregar) y «Los mejores autos para tener sexo» una nota válida para el número 41, pero no para uno de presentación en un día con tantas noticias poderosas. Aparte Libre tuvo una contratapa completa dedicada al deporte. Y Muy regaló una cuchara, acción que fue mofa de las redes sociales durante todo el día, pero que probablemente haya sido uno de los elementos que hizo que vendiera más que Libre. Según Sergio Spolski, Perfil tiró 55.000 ejemplares y vendió 11.000, por cada 8 Muy vendidos, había 2 Libres vendidos.

Ambos diarios destacan a sus columnistas, pero que yo sepa, los lectores no eligen Crónica o Popular por sus plumas. El muerto Lanata riéndose de la gordura del degollado Charly García en su columna de Libre dio vergüenza (¿qué van a poner ahí cuando Lanata se aburra y renuncie?), redimido por la honestidad brutal de la columna de Gatti sobre por qué Messi nunca será como Maradona.

De Libre estuvo buena la producción de 10 años de telerealidad (aunque atribuyen la frase «No firmes nada con Telefé» a la madre en lugar de a la novia). De Muy, la nota sobre los gastos de Randazzo. Ambos ofrecen como novedoso los descuentos del día de los supermercados y Libre salpica las notas con tuits de sus protagonistas. Libre pareció usar más notas de parrilla que Muy. Muy se animó a mostrar el cadáver de Sabato, habrá que ver si el público aprueba o rechaza estas políticas. El diseño de Muy es más moderno, lo que tampoco significa nada para un nicho en el que Crónica mantiene, con ajustes, su apariencia histórica. Ambos tendrán un sitio web con contenidos mínimos pero hasta ahora, ni muy.com.ar ni libre.com.ar están online. Recetas de cocina, horóscopos (en el Nº 0, Libre se olvidó de incluir a Piscis), juegos y servicios completan el mix de los dos nuevos medios.

Otra coincidencia es que en su bautismo los acompaño a los dos un poster de Juan Pablo II (el de Muy, además, venía «bendecido»). Que Dios y el beato los ayuden.

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Telen-ocho

Desde el regreso de la democracia, cada gobierno tuvo su programa de tv paraoficial exitoso. Con Alfonsín fue «La cigarra», un ciclo feminista conducido por María Herminia Avellaneda, Susana Rinaldi y nada menos que María Elena Walsh. Con Menem fue «Polémica en el bar», cuando Gerardo Sofovich sustituyó a los actores que decían un libreto por periodistas que daban sus opiniones sobre los sucesos de cada día. Y con los Kirchner, es «678».

Sus dos antecesores tuvieron mucho más rating que el último, pero este tiene mucha más influencia. Al pluralismo de «La cigarra», le siguió una casi hegemonía menemista en «Polémica en el bar» (Hugo Gambini era la voz disonante) y «678» se compone de un panel 100% oficialista. «La cigarra» tocaba temas de los que nunca se había hablado hasta ahí en tv (aborto, mujeres golpeadas), pero era condenadamente aburrido y poco televisivo. «Polémica en el bar» seducía al espectador al agregarle humor a la bajada de línea, pero era frívolo. «678» recuperó el didactismo del alfonsinista, el humor del menemista y le agregó la edición y debate de segmentos de los noticieros y los programas políticos. Una fórmula contundente.

El triunfo cultural de 678 hay que medirlo desde dos ópticas. Por un lado, hacer periodismo de periodistas dejó de ser un tabú. Lo que desde el ’83 en adelante estaba reservado a las revistas especializadas o a las carreras de periodismo ahora se hablaba en el canal oficial en horario central. Con una oposición política atomizada e impotente, el contrincante más poderoso para el gobierno pasa a ser Clarín, máximo dueño de los contenidos y, sobre todo, de su distribución. Así, el «Clarín miente» de Moyano y luego Kirchner se amplifica y profundiza y por primera vez se difunde fuera del ghetto el caso de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, Papel Prensa, su complicidad con el Proceso, sus conflictos gremiales, etc. Todo ya conocido en el gremio periodístico desde siempre, pero silenciado hasta ahora en los medios masivos, salvo excepciones. Estas denuncias continuarán en la medida en que el gobierno siga teniendo al grupo comandado por Magnetto como enemigo político y a Gvirtz como amigo. Recordemos que «TVR» de Gvirtz fue acogido por Canal 13 (de Clarín) cuando se fue censurado de América. Y que Clarín y el gobierno eran aliados hasta iniciado el gobierno de Cristina.

El otro triunfo cultural de 678 es más profundo. No solamente el gobierno influye en su house organ, sino que el house organ dicta el modo de hacer política al gobierno (y hasta a la oposición). Como Neustadt con las privatizaciones de Menem, 678 reemplaza las acciones políticas por el análisis de su discurso mediático, una metapolítica. Está sintetizado magistralmente por Roberto Gargarella en un artículo reciente:

Oficialismo y oposición comparten un problema, entre tantos otros: escapar de, y no querer ver, la realidad que ellos mismos generan. El oficialismo y sus analistas ya no reconocen más los hechos sociales. Ahora se trata, en todos los casos, de «operaciones mediáticas». Si hay una trama que nos habla de lavado de dinero, dirigentes gremiales ya condenados por la justicia, financiamiento sucio de la política, negocios terroríficos a costa de la salud de los jubilados, nada de eso importa: El objeto de estudio ya no es más la trama, sino la “operación mediática” que torna visible la trama. Por qué ahora, y no hace una semana? Por qué a través del portal de la Corte Suprema y no por otro canal? Por qué vía Suiza, y no vía Finlandia? La noticia de fondo ya no está. En la oposición pasa algo parecido. En parte como resultado de una tradición política caudillista-personalista pero, también, como producto de análisis perezosos que llevan a simplificar lo que siempre es más complejo, la atención se concentra en una figura pública corrupta, un funcionario de comportamiento fascista, o un acto vandálico, como los hay tantos, para luego dar el grito de: “escándalo.” La pregunta, en todos los casos, es la misma: Qué decimos de la red política, económica, social, que torna posible la producción del exabrupto de hoy, el surgimiento de un nuevo escándalo del que nos olvidaremos en unos días, corriendo detrás de uno nuevo?

La política del archivo, la edición, la imagen y la opinión breve y efectista que muestra 678 a diario en sus informes y sus panelistas de a poco va invadiendo al resto de los analistas oficialistas y opositores, a las noticias y a los gobernantes. El mismo Gargarella ejemplifica los dos niveles de análisis, el mediático/político, dominante y el político, ausente:

Puede ocurrir que una gobernadora, apenas electa, haga “declaraciones desafortunadas” (en este caso, a favor de lo peor que representó el saadismo, como fuerza política) –a cualquiera le pasa. Pero no es esa anécdota lo que importa. La cuestión relevante es si el gobierno fortalece la gesta cívica que expulsó al saadismo del poder, o por el contrario pacta con éste. Puede ocurrir, también, la imperdonable muerte de aborígenes, a manos del gobierno formoseño –un hecho trágico, puntual, que pudo haberse dado en cualquier otro momento de la historia argentina. La pregunta es si el gobierno desmonta la estructura de desigualdades que, en Formosa, hambrea y criminaliza a los tobas desde hace años; o por el contrario la afirma y respalda, mientras siquiera presenta como problema lo ocurrido. De manera similar, puede ocurrir la insuperable muerte de un joven de izquierda, a manos de empleados de la Unión Ferroviaria. La pregunta que uno merece hacerse, entonces, es si el gobierno peleaba, con el joven muerto, contra los resabios criminales que anidaban en ese sector del sindicalismo, o por el contrario negociaba con éste, a costa de los derechos de los terciarizados. Frente al “escándalo” más cercano, el de este fin de semana -un bloqueo destinado a castigar a la prensa no oficialista- uno podría preguntarse: Es que el gobierno ha tratado de fortalecer, en todo este tiempo, la democracia sindical, la transparencia y el pluralismo del movimiento obrero; o por el contrario ha denegado hasta la personería jurídica a centrales obreras alternativas, ha hostigado al sindicalismo de izquierda, ha establecido alianzas con sectores sindicales enjuiciados por crímenes graves? Si las respuestas, en todos los casos, son las que uno presume, entonces la cuestión no es por qué ocurren hechos como el de ayer, sino cómo vamos a evitar las violaciones de derechos futuras, que las estructuras creadas alimentan, cada día que pasa.

En este marco, desde el 28 de agosto de 2009 Clarín decidió abandonar su pretendida neutralidad y comenzó a dar una batalla para conservar su poder empresarial, aún a riesgo de perder credibilidad. En el marco de una estrategia cada vez más agresiva, comenzó la fase «tapa en blanco» que ahora se ve cada vez más claramente que de sorpresiva no tuvo nada. El segundo episodio de esta estrategia fue este lunes en Telenoche, que abandonó por un rato los bloopers de YouTube, para emitir un informe de neto corte seissieteochesco en materia de edición donde se ve en una cámara oculta al delegado de AGR Luis Siri filmada en febrero amenazando con un bloqueo, vinculándose con Aníbal Fernández y pidiendo $3.150.000 para él y cifras parecidas para sus acompañantes (9 millones en total) como compensación personal para dejar los conflictos.

Al día siguiente, la respuesta oficialista no se hizo esperar. Desde temprano, Victor Hugo Morales, un histórico luchador contra Clarín, justificó las bravatas de Siri y chantajeó emocionalmente a sus oyentes: se está del lado de Siri o se está del lado de Clarín, sin matices. En los doce minutos de su monólogo omitió referirse al pedido de dinero de Siri («usted quizás anoche se dejó manipular por los 9 millones» es todo lo que dijo).

Por la noche, 678 dedicó la primera hora entera del programa al tema. En todo ese tiempo, tampoco habló de los 9 millones. Los informes sirvieron ante todo para que el gobierno y el programa se despegaran de Siri. Pero sobre todo dedicaron esos 60 minutos a cuestionar a Telenoche por ¡usar una cámara oculta! (cuando ellos la usaron contra Pagni) y por ¡el modo en el que el informe estuvo editado!. Sí, leyeron bien, mientras omitían hablar de los 9 millones cuestionaban la edición del informe rival. Es decir, de nuevo, el análisis de la forma (la cámara oculta) por el fondo del asunto (la supuesta extorsión de Siri).  En Twitter escribí: «Criticar la cámara oculta y no lo que se ve es como la mujer infiel ofendida porque el marido se enteró entrando sin permiso a su Facebook«. Clarín le dio a 678 una cucharada de su propia medicina. Que Clarín haya claudicado y abrazado las herramientas de propaganda de 678 para informar es para Gvirtz y el gobierno un triunfo pírrico.

Pero no se hablará mucho más de esta cámara oculta. Al gobierno no le conviene seguir pegado a Siri y a Clarín no le conviene que su deleznable cámara oculta sea usada como bumerang por los trabajadores en un juicio por acoso laboral.

Mientras la propaganda invada al periodismo deberemos acostumbrarnos a informarnos con más de un medio, aunque ni Clarín, ni 678 nos informen hoy de los otros delegados de AGR y de los otros conflictos gremiales en medios kirchneristas.

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Quién tuvo la culpa del fracaso de la audiencia de conciliación de Clarín


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La tapa en blanco de Clarín

Clarín victimizándose y el gobierno avalando por acción y omisión un apriete. Clarín considerándose censurado en una edición que habla de esa censura y el gobierno dando pie con su silencio y su tibia y tardía condena a que se lo acuse de cercenar la libertad de expresión. Dos poderosos ex socios, hoy enfrentados a fuerza de torpezas.

El mejor regalo del kirchnerismo a Clarín después de haber autorizado la fusión entre Cablevisión y Multicanal es esta tapa en blanco de Clarín de hoy. Porque cobra la fuerza de símbolo, más que cien columnas de Roa. Porque circula por los medios de todo el mundo. Porque queda en el imaginario de la gente. Porque colgada en los kioscos la ven muchas más personas que a 678. Porque lejos de matar a Clarín, lo fortalece.

La tapa en blanco no es original. La más recordada es la de Página/12 en repudio a los indultos de Menem. Era en blanco, pero no vacía. Un pirulo de tapa firmado por Lanata le daba sentido. Que no sea original es un pecado porque se trata de golpe de efecto similar a un chiste. La primera vez impacta, la segunda suena a parodia.

Como dije en el post anterior, para un medio de comunicación no hay motivo válido para dejar de comunicar. Como Sendra diciendo con el tsunami de Japón «hoy no hay chiste», ahora el diario todo dice «hoy no hay tapa». Si no pusieron una tapa en blanco el 24 de marzo de 1976 (o con cualquier otro golpe desde 1945), ya no hay nada por encima de eso que los habilite a ponerla ahora. Más si el motivo es una pretendida falta de libertad de expresión.

Curiosamente lo que se comentó poco fue la contratapa, verdaderamente original: todos los humoristas editorializando sobre el incidente (con el llamativo reemplazo de Clemente por La Nelly).

Desde la óptica de Clarín, una tapa en blanco no fue la elección más feliz. Una tapa en blanco es muda, no habla, le da la razón a los que demoraron la salida del diario y al gobierno: «¿no nos dejan hablar? bueno, entonces nos callamos». Mejor hubiera sido una página llena de palabras en cuerpo diminuto (de los lectores, de los periodistas), una gran foto con el kiosco sin Clarín, o una tapa negra, de censura y de luto, como la de Noticias cuando mataron a José Luis Cabezas.

Pero el gesto más hipócrita de toda la movida es que, debajo de esa tapa blanca… hay otra tapa. La de todos los días, con los títulos de todos los días, con los chistes de todos los días. Detrás de la careta de diario censurado, acallado, está, como siempre, la cara de Clarín.