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Macri y el titiritero: la cultura que nos perdimos

Al final Macri no nombrará a Luis Hernán Rodríguez Felder como ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Ex titiritero y editor de libros de manualidades, primeras letras, maquillaje, bricolage, chistes, infantiles y de cocina, Rodríguez Felder había seducido a Macri con su perfil de empresario exitoso, su buena relación con la Iglesia y una anécdota en la que cuestiona la idea de ser «culto», cuando un avión lleno de intelectuales cae en una jungla y es rescatado por un “indiecito analfabeto” que los alimenta y les enseña a sobrevivir.

Ayer, la legislatura de la ciudad, nombró ciudadano ilustre a Bernardo Ezequiel Koremblit . El merecidísimo homenaje fue impulsado por el macrista Mario Morando. Pero para justificar la elección argumentó que Koremblit transmite «cultura con buena onda».

Asi que, a no ilusionarse con el cambio de nombres: la cultura PRO tiene que tener buena onda, indiecitos, empresarios, títeres y bricolage. Y no tiene que tener intelectuales (salvo que sepan sobrevivir en la selva).

Por eso, mientras esperamos el nombramiento de Raúl «Hop Hop» Portal como ministro de Cultura (¿o conocen a alguien que tenga más buena onda que él?), aquí algunas obras que podríamos haber visto durante la gestión de Rodríguez Felder:

El canal de la ciudad

La primera medida de Macri fue anunciar el cierre de Ciudad Abierta, el canal porteño. Pero Rodríguez Felder lo hubiera mantenido, pero cambiado: «Quiero un canal que no espante a la gente. [..] al actual canal Ciudad lo mató lo mismo que a Fashion TV. [..] Fashion TV, el canal de la moda, era un canal que pasaba presentaciones de modelos, entrevistas a modistos, chicas preciosas, estaba muy bien hecho. Un día empezaron a «renovarlo». Cambiaron su estética, su diseño, pusieron unos clips largos, vanguardistas, y el canal se vino abajo. Ahora están tratando de recuperar su imagen anterior para recuperar al televidente.»

El nuevo Ciudad Abierta, dirigido por Pancho Dotto, iba a tener un espacio conducido por Paulo Coelho (lectura favorita de las modelos), desfiles de escritores, entrevistas a íconos de la cultura realizadas por Luli Fernández y, por supuesto, una tira en prime time dedicada a las novedades de la Editorial Imaginador, de Felder, conducida por los títeres Carozo y Narizota.

Títeres, títeres y títeres

Para llegar a los más jóvenes, el ex-titiritero hubiera alentado videoclips como este hecho con sombras chinescas:

Defiende a su gremio y a la vez estas producciones no dan pérdidas por su bajo presupuesto.

Bancado por la Iglesia, hubiera prohibido las películas pornográficas, salvo las que no mostraran desnudos, como esta:

El futuro del Centro Cultural Recoleta

Dice Página/12 que Rodríguez Felder «mostraba una inquina notoria hacia el Centro Cultural Recoleta». Pues bien, allí ya no se hubieran visto más obras de vanguardia, sino que se habría transformado en un espacio para el bricolage, una de las temáticas principales de su editorial.

Dirigido por el indiecito que enseñó a los intelectuales, repatriado desde la selva, hubiera habido talleres de macramé, modelado en yeso y batik. Los cursos iban a estar abiertos a cualquiera, siempre que pagara el arancel correspondiente, porque la cultura no puede dar pérdidas. Al finalizar cada obra, se expondría en las salas para todo el público (siempre que pagara la entrada correspondiente, porque la cultura no puede dar pérdidas).

Que le vamos a hacer, nos lo perdimos. Otra vez será…