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Errores y disparates de la industria del disco (y 2) – Tentaciones EL PAÍS

Nordercor

(Portada de Blue Monday, de New Order, la prueba de que es compatible el éxito comercial y el desastre económico).


 Seguimos estrujandonos las meninges para dilucidar deslices inexplicables de la industria musical y discográfica… Esta segunda parte constituye solamente una pequeña muestra. Seguramente habrá una tercera y quizás una cuarta… Seguramente los lectores recordarán también comportamientos incomprensibles y chapuzas imperdonables. En tiempos de crisis conviene reconocer y analizar los errores propios y ajenos. Un recuerdo cariñoso para los profesionales de buena fe que entraron en la industria por amor a la música y tuvieron que sufrir y contemporizar con una manera de hacer las cosas condenada a la bancarrota.

(Para leer la primera entrega de esta serie pulsa aquí)

 1983 Jobriath fallece en su habitación en lo alto del Hotel Chelsea víctima del SIDA.

 Bruce Wayne Campbell, pianista prodigio y actor de Hair, fue descubierto por la industria y lanzado en 1973 con todo tipo de pirotecnias y alharacas a imitación norteamericana del Bowie más glam. Fue el primer músico genuinamente gay que declaró abiertamente serlo. Por supuesto, fracasó y su segundo álbum, Creatures of the street, increíble mezcolanza de cabaret, Las Vegas y el Covent Garden sazonada a la diabla y empapada en salsa espesa y agridulce no recibió ninguna promoción y Jobriath acabó arruinado y esquizofrénico en lo alto del Chelsea Hotel. Llevaba muerto una semana cuando le encontraron.  Una de las muchas desgracias propiciadas por la industria musical y sus caprichos.


 

 

 1983 Factory Records no gana un céntimo del Blue Monday de New Order porque la portada costó carísima.

 Se trata del maxi single más vendido de la historia: En su portada no aparecía ni el nombre del grupo ni el título del tema. Pastiche cañero de la música disco más salvaje, la primera edición de Blue Monday costó un dineral a Factory Records a pesar de sus rápidas ventas en distintos mercados ingleses. Y todo por el extravagante y costoso diseño de portada troquelada que imitaba a un ahora obsoleto floppy disc que entonces era el último grito en tecnología. El culpable fue Peter Saville que ahora es un diseñador muy importante pero en aquella época se estaba dando a conocer haciendo portadas para los grupos de sus amigos.

1979 Los millones que se generan en la industria del disco espolean la voracidad de las grandes corporaciones.

 En 1979 EMI se fusiona con Thorn, un negocio de ingeniería eléctrica, se instala entre las empresas con mayor capitalización bursátil y la escalada de las grandes corporaciones en la música se hace imparable. Aves rapaces de las finanzas imponen sus valores mercantilistas y obtusos. Los directivos discográficos son esclavos de las exigencias de las corporaciones que quieren beneficios a cualquier precio. Nuevos grupos, nuevos discos, escándalos, titulares… Los tópicos se repiten, la música se trivializa, los artistas se frustran… El comprador se pierde en la catarata de nombres y se decepciona por la falta de sustancia. Finalmente su interés se aparta de la música y se dedica a la tele, el vídeo doméstico, los videojuegos, le fútbol o el macramé. Al final todo son lamentaciones…


 

 1979 La industria se dedica a desacreditar la música que arrasa en las discotecas de todo el mundo.

 La música disco salió de los clubs de gays, hispanos y negros y se convirtió en mainstream. Hasta los Rolling Stones grabaron sus piezas disco. Era música alegre, sexual, hedonista y escapista, muy elaborada y muy cara. Además era internacional y había estrellas disco alemanas, suizas, francesas, italianas, mejicanas… Todo ello despertaba el recelo de la industria que la veía como enemiga. En julio de 1979, un DJ roquero de Chicago organizó la Disco Demolition Night en el intermedio de un evento deportivo. Se quemaron discos y se entonaron slogans.  Los espectadores enervados se lanzaron a la cancha y empezaron a romperlo todo. La policía restableció la calma pero la industria se reía satisfecha. 32 años después todavía no se ha dado cuenta de su peligrosa desconexión respecto al gusto del público.

 1976 y 1977 Perder el tiempo en hacer enormes discos tan sosos como Rumors  de Fleetwood Mac (10.000.000 de copias vendidas) y Frampton Comes Alive! de Peter Frampton (8.000.000).

No comment.


 

 1975 Motown se niega a editar las canciones compuestas por MJ y sus hermanos.

Su padre y manager inicia la ronda de las compañías y se lleva el grupo a Epic tras firmar un ventajoso contrato. Siete años más tarde, Thriller batirá todos los records de ventas. En 1984, para pillar sus migajas del pastel, Motown edita Farewell my summer love un humillante álbum de restos grabado en 1973. Thriller: 100.000.000, Farewell my summer love: 3.000.000

 

1972 Los medios se olvidan de percatarse del potencial de Nick Drake para convertirse en la figura influyente que el tiempo ha hecho de él. 

Quien escuche hoy día a Nick Drake encontrará extraño que el folk singer no consiguiera reconocimiento en vida. Por una vez, no fue la falta de apoyo de su discográfica, sino la ceguera de los medios la que dio al traste con el potencial del ahora reverenciado Drake. Al parecer, su timidez y su introspección dieron al traste con los intentos promocionales de Island, pero fueron los medios musicales los que no tuvieron sensibilidad suficiente para descubrir en la delicada belleza de sus canciones la capacidad para emocionar y convencer que tienen, han tenido y tendrán… Con o sin entrevistas promocionales, cócteles de presentación o portadas pagadas… Hubieran podido demostrar un poquillo más de entusiasmo, ¿no? (Continuará)