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Hervé Kempf: «Abandonar la televisión es una medida para salir del sistema»

De visita en Buenos Aires para presentar sus dos libros Para salvar el planeta, salir del capitalismo y Cómo los ricos destruyen el planeta, el periodista de Le Monde expuso en esta entrevista su mirada sobre la llamada «crisis financiera», explicó por qué el mercado no debe regular todas las actividades sociales y que todo el que lea esta nota está haciendo política. 

POR Andrés Hax ahax@clarin.com

CONTRA LAS CUERDAS. Para Kempf nos quedan diez años no más para …

Juzgando por las meras apariencias sería imposible adivinar que Hervé Kempf —periodista francés de Le Monde— es un furioso militante intelectual en contra del capitalismo. En realidad, es más factible confundirlo con un sereno hombre de negocios antes que con el autor de libros con títulos rimbombantes como Para salvar el planeta, salir del capitalismo o Cómo los ricos destruyen el planeta. Fue a propósito de la presentación de estos dos títulos, publicados en Argentina por Capital Intelectual, que Kempf estuvo de visita en Buenos Aires. Hablamos con él en el bar de un hotel a pasos de Suipacha y Arroyo –en el corazón de uno de los barrios más exclusivos y elegantes de esta  gigantesca ciudad.

 

En Para salvar el planeta… plantea la necesidad urgente de cambiar los hábitos del mundo industrializado. ¿Cuánto tiempo nos queda antes de cruzar un punto de no retorno?

No puedo contestar esta pregunta con mucha precisión, pero lo que yo entiendo —por lo que dicen los expertos en el clima— es que no nos queda mucho tiempo. Más allá de los cálculos muy precisos, más o menos tenemos hasta el 2020 para haber reorientado nuestra economía y las emisiones de gases que causan el efecto invernadero. Tenemos diez años para cambiar. No cambiar completamente pero sí la dirección general en la que vamos.

 

Hace una descripción muy enfática de la mala distribución de la riqueza y los males que esto provoca… ¿Cómo se cambia esto? ¿Los ricos van a resignar su fortuna?

No. No harán.

 

Entonces, ¿qué se hace?

Hacemos lo que hacen las personas en Chile; en Túnez; lo que hacen en Egipto. Eso es lo que tenemos que hacer. Y otra forma más pacífica para cambiar las cosas es empujar para que se dicten nuevas reglas para los bancos (tenemos que volver a tomar el control de los bancos); nuevas reglas para la cobranza de impuestos; nuevas reglas sobre la protección de la ecología. De hecho, esto esta comenzando a pasar. Porque la crisis del 2007, lo que se designa comúnmente “la crisis financiera” es un gran momento de transformación y de mutación de nuestros tiempos. Las cosas van a cambiar. Está muy claro que el debate en Europa ahora es fundamentalmente sobre retomar el control de los bancos y hacer que vuelvan a servir ael interés público. También se está comenzando a discutir el impuesto sobre los ricos.

 

Luchar contra el capitalismo suena como una tarea tan gigantesca… ¿cuál sería una forma concreta de esta lucha?

Una cosa muy fácil de hacer —no es fácil en los primeros días, como dejar de fumar— pero una cosa muy buena y eficiente para ser libre es apagar la televisión, tirar la televisión a la calle y olvidarse de ella y comenzar de vivir sin televisión. Eso es una forma bien concreta y eficiente para que un individuo empezar a cambiar.

Algo interesante es que el capitalismo en su última etapa, en los últimos 30 años, ha privatizado más y más áreas de actividad social. Privatizó el sexo, privatizó el deporte… Y usó la televisión para controlar las mentes de las personas y para empujar a la gente hacia este tipo de actividad. Y hacerles creer que la política y los temas técnicos no son muy interesantes. Está muy claro que la oligarquía dentro del capitalismo siempre ha intentado controlar la televisión. Saben que es la manera más eficiente de controlar la mente de las personas.

Antes, la interacción social se realizaba en cafés, en familia, en la iglesia, en el sindicato, en la calle… Las cosas eran más vividas. Ahora estamos en una situación en la cual en todos los países la gente ve por lo menos tres horas y media de televisión por día. Esto quiere decir que todos nuestros hermanos y hermanas están siendo controlados por la televisión.

Me sorprendió mucho ver en Chile y en Argentina televisores en los cafés. Es muy paradójico, porque uno va a un café, tradicionalmente, por motivos sociales, o para estar solo y escribir y soñar o para mirar a las chicas o escuchar las otras conversaciones… Pero ahora los espacios públicos que está construyendo el capitalismo son siempre ruidosos, siempre llenos de música, siempre con televisión. Entonces, abandonar la televisión es una medida para salir del sistema. Pero también valdría la pena cuestionar si la televisión y la publicidad deberían debatirse políticamente. No se cuáles son las soluciones exactas, pero lo que sí sé es que podríamos debatir todo este tema como un tema público. La televisión es realmente un problema político.

 

Hace una distinción entre el capitalismo y el mercado libre. ¿Puede explicar cómo es esta diferencia?

Baso mi argumento en historiadores como Fernand Braudel y Karl Polanyi. Ellos analizan el capitalismo como la extensión del principio del mercado libre hacia todas las facetas de la sociedad. No estoy en contra la economía de mercado. Creo que es útil para producir cucharas, relojes, papel, mesas, cámaras… muchas cosas. El comercio libre es algo útil, por más que las cooperativas también lo sean. Lo que digo es que en los últimos 30 años del capitalismo la economía de mercado libre se ha extendido a todas los campos de la actividad social. Y no creo que todas las actividades sociales deban ser regidas por el mercado. La ecología, por ejemplo, no puede ser dejada al mercado porque la tenemos que proteger. Los ecosistemas son un bien común. Lo mismo con la educación, que es tan importante para la sociedad que no la podemos dejar en las manos de los mercados; tiene que ser regido por el estado. Y cuando digo estado hablo de la expresión de la comunidad de ciudadanos en un sistema democrático. No estoy a favor de planificación estatal o que el estado controle todo. Lo que sí quiero es que el mercado se limite a funcionar en los lugares donde es más eficiente…

 

¿Cómo logra que sus ideas se implementen? ¿Le interesaría estar en política?

Yo hago política. Soy un ciudadano. Esta conversación es hacer política. La gente que lee esta nota está haciendo política, porque está haciendo esto en vez de mirar el futbol… Pensar en las preguntas que tenemos en común, sobre el destino de nuestra sociedad, pensar sobre lo que es bueno y lo que no es hacer política. Y, por supuesto, la de un periodista es una especie de actividad política porque nuestra regla es ser testigos sobre qué está pasando y contárselo a los demás ciudadanos.

Pero, por otro lado, los libros, las ideas y los diarios son muy importantes. Y si podemos poner sobre la mesa la pregunta de interés público, cambiará la manera en la que los políticos toman sus decisiones.

La tercera idea es que ser un político requiere habilidades específicas. Yo no estoy en contra de los políticos, sino en contra del hecho que ahora muchos políticos son parte de la oligarquía y defienden los intereses del capitalismo. Pero necesitamos a los políticos. Necesitamos hombres y mujeres que sean capaces de entender la sociedad y los problemas del futuro y hacer las negociaciones correctas para tomar las decisiones colectivas correctas. Poder hacer eso es una habilidad específica. Yo puedo ser periodista y puedo escribir libros pero la política no es para todos.