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¿Se equivocó La Nación con Naomi Klein?

Para la Feria del Libro, el diario La Nación decidió auspiciar una charla de Naomi Klein, a propósito de su excelente libro «La doctrina del shock». El trabajo de Klein está en las antípodas ideológicas del diario fundado por Bartolomé Mitre. Pusieron el sello del diario que se jacta de ser una «tribuna de doctrina» para difundir un libro que se presenta como una historia crítica del neoliberalismo. ¿Fue un error?

Tanto el reportaje a Klein como la cobertura del evento fueron escritos con incomodidad por los periodistas de La Nación. Por ejemplo, no se menciona nunca a Milton Friedman, numen del neoliberalismo y omnipresente en «La doctrina del shock». Pero el reportaje tampoco puede atacar demasiado a Klein: sino, los lectores no entenderían el por qué del auspicio. Hasta el reportaje de Ñ es más agresivo con Klein que el de La Nación. Nota al Margen: desubicadas y poco felices las menciones de Ivana Costa a Pancho Ibañez y Susana Giménez.

Aunque no encontré ninguna carta en la edición impresa repudiando el auspicio a Klein, la primera de las notas tiene, en su versión online, 65 comentarios de lectores, en su mayoría indignados. Sí publicaron, después de eso, una nota manipulada y mentirosa titulada Rechazan los liberales los argumentos de Klein, donde los «intelectuales argentinos» (así, en bloque) le contestan a Klein. En realidad lo que responden es a la afirmación de que «el neoliberalismo no es democrático» que es el título de la nota que eligió La Nación cuando reporteó a Klein. Una simplificación que los entrevistados simplifican aún más cuando dicen desconocer al término neoliberalismo y pasan a equivaler al neoliberalismo con el liberalismo histórico. Por las opiniones es claro que las fuentes consultadas, como mucho, leyeron el reportaje y la solapa del libro. Por ejemplo, un tal Sofanor Novillo Corvalán se remite al sistema feudal para opinar. Rosendo Fraga centra su crítica en la Guerra de Malvinas, cuando en el libro se profundiza sobre los comienzos del Proceso y sobre el menemismo.

Pero aparte del error de La Nación, ¿no se equivocó también Naomi Klein? Ñ asegura que Avi Lewis, el marido de Klein, «revisa qué periodistas vendrán, cuál es su background personal, la orientación ideológica del medio para el cual trabajan, etc». ¿Se le pasó a Lewis que el diario que auspició la charla de su esposa es el principal vocero de aquello que el libro tan bien describe como el Mal?