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Blogversaciones: Crítica

Dijo La Otra: «Después de varios meses de ediciones internas y de las arengas intimidatorias de su director, Crítica da en su primer número la idea de algo a mitad de camino. Digamos: entre un Página 12 mal terminado, un Diario Popular pretencioso y una Barcelona sin gracia. La constante aparición de Lanata es cansadora. ¿Tiene que figurar el director de un diario todo el tiempo? Ok, Lanata declara su orgullo por pasar a la historia como aquel que fundó dos diarios, pero también se puede crear un estilo periodístico sin un culto constante a su personalidad. ¿Cuántas veces apareció García en las páginas de Crónica? ¿Se veían fotos de Timmerman en La opinión? Ellos crearon medios personalísimos e inimitables, sin necesidad de ponerse por delante de su producto».

Dijo Blog de Contenidos: «No sé si fue la excitación o qué, pero tengo la impresión de que se repite mucho. Y creo que Lanata me respondería: «Es imposible no ser yo en los medios que dirigo». Cierto. Porque está el famoso test que apareció en los primeros números de Veintiuno, los puteríos que me recuerdan a la sección Detalles y alguna distribución medio despareja, más el parecido evidente con Página y Público. Cierto. Es el primer número, qué le vamos a hacer. Hay que esperar. Ya lo dijo Lanata: «Será malo». Y algo más: Es flaco. Demasiado. Y va contra lo que dijo Caparrós sobre la escritura y los textos amplios».

Dijo Periodistas 21: «Lanata dice que el periódico es malo, como todos cuando empiezan, y que luego será mejor. A veces también pasa lo contrario. Los temas de arranque funcionan porque están bien preparados y el día a día se convierte en un desafío insoportable».

Dijo Salvo Excepciones: «Más allá de todos los sentimientos encontrados que me provoca Lanata, debo reconocerle una lucidez por entender y captar el clima de época.»

Dijo Diseño Gráfico y Periodismo: «El formato es tabloid, con un diseño sobrio, limpio, sin alardes en cuanto al uso de elementos gráficos o fotografías y que seguramente se irá puliendo con el paso de los números. Utiliza el tándem tradicional en las tipografías: palo seco para los títulos y con serif para textos. Las pocas infografías que publica quizás son la cuenta pendiente más notoria que tiene Crítica ya que son de una factura gráfica muy elemental y pobre para un diario actual.»

Dijo La espada vengadora: «La diferencia entre Crítica y y Clarin es de una hora y media mas lectura a favor de Crítica, para empezar».

Dijo Cine & Medios: «Lo malo: Las páginas 2 y 3 con info intrascendente, pavota. Un ruido innecesario y cortamambo. Uno quiere zambullirse en la información y se encuentra con una miscelánea de la nada.
La sección Cultura/espectáculos. Entrevista a Facu Arana, a Calamaro, un par de opiniones que no agregan demasiado y poca info. La sección de menor sustento.
La nota principal escrita por Lanata. Esperábamos mayor poder de fuego. En Perfil supo tener momentos notables, esperemos que repita.
Lo bueno: Es un diario para leer. Eso no es poco teniendo en cuenta que hay diarios que se usan para envolver huevos, no mañana sino en el día.
Son buenas las secciones sociedad, política e internacional.
La decisión de implementar el derecho a réplica.
La revista dominical es generosa en páginas para cada nota. La entrevista de Sietecase a Moyano es destacable».

Dijo Periodismo-Rugby: «Es una lástima que Lanata -porque este también es su sello- no traslade estos conceptos al deporte. Ya colocar a la sección atrás de todo, detrás de espectáculos y de la cartelera, es una señal. Y hoy, por ejemplo, Crítica salió sin los resultados de los partidos de fútbol que se jugaron anoche. El enterarse, aquí no existe. Y si bien Lanata abre el juego al reconocer que lanzar un diario significa una inversión superior a los cuatro millones de dólares ‘para, con suerte, empezar a recuperar algo en el segundo año’ y al publicar en una nota quiénes son los dueños de Crítica, debería, por ejemplo, alertar al léctor que es muy probable que todo lo que suceda después de las 21.30 no estará en las páginas de su diario, y también que el deporte se incluye casi porque no queda otra.»

Dijo Cátedra A: «Pero para darle plenamente la bienvenida a este blog, no podíamos dejar de señalar un incómodo error de la primera edición del nuevo diario. Para la sección destinada a entrevistar en profundidad a la clase política se eligió la denominación ‘Políticos en calzoncillos’. Pero resultó que la primera entrevistada, la Lic. Ocaña, no parece (o al menos no confiesa) usar esa prenda íntima».

Dijo anónimo: «Hoy ponen en la web la foto del actual marido de ingrid betancurt y la noticia son declaraciones del ex!!!»

Dijo Segundo Plano: «Algunos aspectos interesantes del sitio

* Podés descargar en .PDF la edición completa del diario
* Ocho Blogs conformar por ahora el staff permamente del sitio: La Peleadora, 4 Pendejos, argentinos en, Asuntos Pendientes, Tarantertulia, Levante, Viajé como el orto, y Generación Y
* Clara y organizada arquitectura informativa
* Comentarios abiertos en todas las notas
* Ránking de videos realizado por los lectores
* Seguimiento de la realización de las notas
* La Revista C también puede ser descargada

En contraposición:

* Poco flujo informativo: las secciones en el sitio tienen pocas noticias, habiendo trabajado durante tanto tiempo antes de su salida, podrían haber confeccionado «especiales» para cada sección.
* Escasos hipervículos en las notas
* «Ver mas» en algunas noticias haciendo referencia a la versión en papel o .PDF, a mi parecer innecesario».

Dijo Sicrono: «Me llamó la atención que la mayoría de las notas de la portada de hoy estén cortadas y diga “más información en la edición impresa”. Evidentemente si ofrecen la descarga gratis del diario, no se trata de contenido restringido».

Dijo En una dirección: «Me pareció excelente la propuesta de seguir on line cómo se elabora el diario y cómo se pintan las páginas a medida que se van cargando. Ese es el recurso más creativo, y si bien no es una herramienta por la que los usuarios se lanzarán en masa, es un detalle de originalidad que ningún otro ofrece.»

Dijo JPM: «Sobre el sitio, hay que bajar de un «hondazo» a esos blogs que colgaron, empezando por el de Bárbara Lanata. Yo no quiero leer que una pendeja me cuente qué mierda hace con sus amigas en Nueva York o cuánta guita despilfarra. Para eso me prendo al flog de Florencia Kirchner».

Dijo Reporter: «Lanata anunció que se iba a poder bajar el pdf del diario completo, pero esa promesa duró apenas un día. El lunes ya era imposible bajarlo: apenas permitían ver la tapa. Por otra parte, en una parte del diario dicen que agotaron los 70.000 ejemplares de la tirada inicial, y en otra parte llevan la tirada agotada a 100.000 copias. Ah, y la sección donde el diario se va armando online para ir viendo las notas, nunca funcionó. Como de costumbre, Lanata demostró que sabe más de marketing y autopromoción que de periodismo».


Video: 2 Papiros

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De vuelta al cole con onda

Empiezan las clases y, para hacer honor a la ocasión, Malas Palabras aporta una serie de productos recomendados para agregar a la mochila y hacer que el regreso a la escuela valga la pena. ¡Pedíselos a tu papá!

Golosinas repugnantes

¿Van a llevar los mismos chicles, caramelos o alfajores que el año pasado? Hay golosinas más originales. El sitio Candy Addict seleccionó las diez golosinas más asquerosas, entre las que hay gusanos, moco, inodoritos, cucarachas, excrementos, pastillas de vómito e insectos. Desde aquí recomendamos la cera de oreja:

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Cuesta 2,45 dólares y se compra acá (incluye el palito).

Calculadora ecológica

Los poco dotados para las matemáticas pueden adquirir acá por apenas dos dólares esta calculadora que no daña el medio ambiente porque no usa pilas:

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Ideal para los maestros que prohíben contar con los dedos de las manos. Para cálculos más complejos se recomienda comprar varias, aunque seguramente no podrán calcular cuánto tienen que pagar.

Ruletita rusa

Para los infantes hartos de los Power Rangers y las figuritas, llegó esta ruleta rusa para entretenerse en los recreos:

Ruleta rusa

Cada jugador mete un dedo en el agujerito y presiona el botón de Start. Las lucecitas empiezan a girar hasta que se detienen al azar en uno de los participantes, que recibe un shock eléctrico y queda eliminado. ¡Qué divinos los nenes, mirá que entretenidos que se los ve! Cuesta 14,99 dólares (más el costo de la internación en el sanatorio).

«El perro se comió mi tarea»

Otro producto desagradable, pero imprescindible para darle veracidad a la excusa más vieja de la historia de la educación después de «estudié pero no me acuerdo». Para demostrar que, de verdad, el perro se comió nuestra tarea y por eso no pudimos entregarla, qué mejor que llevar el trabajo luego de que el aparato digestivo de nuestra supuesta mascota lo hubiera procesado. «Seño, usted quería la tarea, acá la tiene»:

perrotarea.jpg

En venta aquí por US$4,87.

Que no queden huellas

¿Qué hacer con un machete una vez que fue usado? Nada de tirarlo en el tacho de basura o quedarse con la evidencia en un bolsillo. Por suerte existen estos destruye machetes que permiten que no queden pruebas de la trampa:

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Se coloca el papel por arriba y se gira la palanquita. El simpático osito panda se encargará de reducir el machete a tiritas ilegibles. Además, para tener una coartada que justifique que tengan el adminículo en la cartuchera, funciona como sacapuntas.

Se consigue en varios modelos. Todos cuestan 11,99 dólares.

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Mesa de saldos XIII

Ideas y links que no llegaron a post (Edición música bizarra)

Borocotó

La música bizarra está de moda en la Red. Y si es Argentina, mejor. En este conocido blog especializado se pide información sobre el tema («I Need the Bizarro Argentianian music, please…»). Hay varios blogs como Discos Bizarros Argentinos, Viejitos chotos o Lo pior de la red, dedicados al tema. Los discos argentinos más berretas se venden a buen precio en los sitios de remates. Y por la cumbre de la música bizarra local, el disco «Argentina es nuestro hogar», el «We are the world» argentino, se está pidiendo ¡434 dólares!. A buscar en la casa de los papis o abuelos esos vinilos arrumbados…

[audio:http://www.simplenet.com.ar/mp/aenh.mp3]

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¿Cuál es la música del sexo? Hugh Hefner, el fundador de Playboy, prefiere a Bill Evans, Mel Torme y Dinah Washington.

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Menos refinada es esta recopilación de bandas de sonido de películas porno de los ’70.

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En la misma senda, un grupo de músicos alternativos decidió componer temas con la estética musical de las películas XXX. El resultado son dos trabajos llamados «Wakka Chikka Wakka Chikka». El volumen 1 puede bajarse acá y el volumen 2, acá. Como muestra, este tema de Maquina de Atender Telefone: «Give me anal pleasure please»:

[audio:http://www.archive.org/download/csr049/csr049_wcwc_11-maquina-de-atender-telefone_give-me-anal-pleasure-please.mp3]

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Sabía que existen canciones para pasar una tarde lluviosa, para dormir bebés o para reír. Pero esta semana me enteré de cuáles son las canciones para torturar. La periodista de Mother Jones Justine Sharrock relevó testimonios de soldados y detenidos, documentos de interrogatorios y reportes informativos y construyó esta lista de 24 canciones usadas para sesiones de tortura por norteamericanos, que mezcla heavy metal, rap, canciones patrióticas, publicidades y hasta el tema de Plaza Sésamo:


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Aunque ya circuló por varios blogs, no puede omitirse de esta selección el tema compuesto con los sonidos de Windows:

Ni su contraparte, donde los instrumentos son únicamente sonidos de Mac OS:

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¿Qué disco se merece el premio al más bizarro? Hay muchos, pero desde aquí propongo que el cetro se lo lleve uno de 1983, Beatle Barkers, que son covers de los Beatles cantados por perros.

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Alguna vez difundimos en este blog la versión de este grupo de «Can’t buy me love». Hoy es el turno de «Ob-La-Di Ob-La-Da», con la participación de varios animales invitados:

[audio:http://www.simplenet.com.ar/mp/obod.mp3]

Quienes quieran disfrutar este concierto de ladridos completo, pueden hacerlo acá.

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Consejos para bulímicos culturales: internet

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Para cerrar esta serie, nos queda sólo Internet. Dejo al cine y al teatro afuera porque la oferta no es tan abrumadora como en los otros casos. Y a la radio, porque son pocos los que hacen zapping como en la tele, el oyente es más fiel a su emisora.

Digámoslo de una vez: lograr una selección eficaz de lo mejor de internet es imposible. Medios digitales, versiones digitales de medios de papel y blogs; pero también radios online, podcasts y videítos; y además chats, emails, foros, grupos y listas de discusión. ¿Quién puede lidiar con todo?

Paso conectado muchas horas al día y después de varios años tengo algunos trucos y herramientas para filtrar contenido. Por eso cada vez proceso más material en menos tiempo, pero aún así paso cada vez más tiempo revisando cosas que valen la pena.

Habiendo aclarado que se trata de un problema sin solución, sugiero diez ideas que me sirven para no caer en la infoxicación:

1- Desenchufarse: la primera regla sería reducir al máximo posible el Coeficiente de Vida Virtual. Cuanto menos tiempo tengamos para estar conectados, lo administraremos de modo más inteligente. En mi caso no tengo notebook, handheld (ni siquiera una miserable calculadora científica) para navegar «en tránsito», pero tampoco una PC en mi casa.

2- Organizar los emails: en mi caso los emails comen un tiempo enorme. Un buen filtro antispam y desuscribirse de todas las listas que jamas leeremos son dos medidas sanitarias indispensables. Otro truco es setear la bajada de emails cada 30 minutos: así no estaremos cortando lo que estamos haciendo a cada rato para ver qué email nuevo recibimos. Por último, armar reglas de mensajes para que los emails se vayan almacenando en distintas carpetas según su urgencia de lectura, de modo que queden solo en la Bandeja de Entrada aquellos que exigen una atención inmediata.

3- Buscadores: no solo recibimos contenido, también a menudo tenemos que ir a buscarlo. Aprovechar los buscadores al máximo puede ahorrar mucho tiempo de navegación inútil.

4- Alertas: un modo de recibir exclusivamente información sobre un tema específico es setear alertas. Google, Yahoo, sitios como GoogleAlert y medios como La Nación ofrecen este servicio gratuito que envía a nuestra casilla de email todo el contenido que responda a una palabra clave.

5- Bookmarks de rutina: hay unos veinte sitios que sí o sí tengo que visitar cada día. Forman parte de una carpeta de favoritos que tengo en la barra de marcadores de Firefox. Los días que tengo poco tiempo, despliego esa carpeta y selecciono la opción «abrir en pestañas». Así, gracias al Tab Mix Plus, puedo limitarme a recorrer sólo esa veintena de páginas en apenas unos minutos.

6- Patear la pelota: postergar la lectura de ese post tan largo como interesante (como éste por ejemplo) es un clásico del bulímico cultural. Instapaper y Furl son dos herramientas para archivar estas lecturas para «cuando tengamos tiempo» (es decir, nunca).

7- Gatekeepers: encontrar un filtro humano que coincida con nuestros gustos de consumo cultural puede ser una bendición para ahorrar tiempo. Consultar blogs que nos indiquen lecturas interesantes o videos que valgan la pena es un atajo para la navegación cotidiana. Si no fuera yo el que las selecciona (junto con mi hermano Esteban), visitaría a diario las Notas al Margen de Periodismo.com. Los bookmarks sociales como Digg, Meneame o copada, el flamante clon argentino, en mi caso terminan significando más una pérdida que un ahorro de tiempo.

8- Lector de blogs: hace un tiempo deje de usar Netvibes como lector de blogs y me pasé a FeedDemon, un programa gratuito para Windows. Es muy útil y tiene muchas prestaciones que no tienen los lectores online, como marcarnos los blogs que leemos más y los que leemos menos, los temas más populares de los blogs a los que estamos suscriptos, los blogs que no se actualizan por un período determinado, creación de alertas y archivado de recortes. Además tiene un buen buscador interno.

9- Perder tiempo para ganar tiempo: a veces leer artículos sobre como administrar mejor el tiempo puede ser una inversión más que un gasto de tiempo. Acá hay un buen ejemplo (en inglés).

10- Resetear: finalmente, cuando estemos demasiado abrumados por lo que nos queda por leer, podemos acudir a otra función útil de FeedDemon, el «Panic button»:

panicbutton.png

Dice: «Usted tiene 749 ítem sin leer – Esto no es el email – Usted no tiene que leer todo. A lo mejor es tiempo de apretar el botón de pánico y dejar que FeedDemon marque por usted los ítem como leídos». Porque a veces tener mucho para leer es igual a no poder leer nada, presiono este botón más veces de las que quisiera. Pero es útil para empezar de cero.

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Consejos para bulímicos culturales: música

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Al final se vendió la mayor colección de música del mundo. El comprador terminó pagando 3.002.150 dólares, apenas 2.150 dólares más que lo que pedía Paul Mawhinney, su vendedor, por estas seis millones de canciones distribuidas entre tres millones de discos de vinilo y 300.000 discos compactos. Y aunque parece que el ganador es fraudulento, hay otros cinco ofertantes en carrera.

Quien finalmente adquiera este material tiene, a tres minutos promedio por tema, 300.000 horas, o sea 12.500 días, o sea 34 años ininterrumpidos para escuchar canciones sin repetir ninguna ni una sola vez.

El resto de nosotros, deberemos encontrar estrategias para poner escuchar toda la música que querramos invirtiendo menos tiempo. Y menos dinero.

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Tom Schnabel es el conductor del excelente programa de radio Cafe LA. En esta audición semanal puede escucharse desde Boris Vian cantando «el primer rock francés» hasta Kevin Johansen pasando por las últimas novedades del indie yanqui.

Schnabel recibe entre 20 y 40 discos cada semana, que debe escuchar para su trabajo. ¿Cómo hace para seleccionarlos?. Primero mira el arte de tapa en busca de signos que justifiquen abrirlo. Si pasa esta primera barrera, suele escuchar los primeros 30 a 60 segundos de los primeros cinco o seis temas. Los preseleccionados se dividen en dos pilas: aquellos CDs de los que ama al sello, al artista, etc. se los lleva a su casa y los escucha más en detalle en su equipo particular. Al resto los deja en su oficina y los escucha con fast forward.

Así Schnabel llega a los finalistas, que formarán parte del Cafe LA de cada domingo. ¿El resultado? Júzguenlo ustedes mismos:

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Consejos para bulímicos culturales: libros

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Separar qué libros leer y cuáles no conlleva, además de un ahorro de tiempo, un ahorro de dinero. Las selección en la mesa de la librería puede ser por el autor, la tapa, el precio o referencias externas como una crítica o una recomendación. Los editores creen que las solapas son un elemento importante a la hora de concretar la compra. Pero elegir a un autor por el único pedazo de texto que no escribió no parece una decisión muy sensata.

Hay que leer al autor. ¿Pero qué parte? ¿el comienzo del libro? ¿los agradecimientos? ¿la dedicatoria? Nada de todo eso es indicativo de la calidad del texto. Está claro que tampoco vamos a leer el final. La mayoría abrirá una página al azar y se dejará llevar. Pero hay alguien que pensó seriamente en el asunto.

Marshall McLuhan propuso la regla de la página 69. Asegura que sea cual fuere el libro que elijamos, la lectura de la página 69 nos dará la pauta de si el libro vale o no la pena. ¿Por qué justo esa página? Jamás lo aclaró. Pero en la web hay varios blogs que postean páginas 69 de distintos libros para que los lectores las juzguen. El más conocido está enteramente dedicado al tema: The Page 69 Test, que ya puso la sexagésima novena página de casi 300 libros en inglés.

Pero todavía no podemos cantar victoria creyendo que tenemos la regla de oro. Ford Madox Ford tiene una teoría diferente de la de McLuhan: «Abra el libro en la página noventa y nueve y lea, y la calidad del todo le será revelada». Por supuesto, también existe un blog para los seguidores de esta teoría: The Page 99 Test, con poco más de 200 libros analizados.

¿69 0 99? Aquí se comparan ambas páginas en varios libros y se le da la razón a la regla de McLuhan.

Lo que no me gusta de estas dos reglas es que no tienen en cuenta la extensión del libro. La página 99 en un libro breve de ficción está cerca del desenlace, mientras que en un libro grande puede estar en el primer tercio. Y ni que hablar para un libro con 98 páginas.

Me animo no muy convencido a sugerir la regla de los dos quintos (2/5), más complicada, pero también más rigurosa. Es decir, se multiplica la cantidad total de páginas por 0,4 (o se la multiplica por 2 y se la divide por 5) y se abre en esa página. Así, para un libro de 300 páginas, leamos la 120 a ver qué pasa. Ya transcurrió un 40 por ciento…

Prueben las tres reglas y después me cuentan.

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Un día no peronista

«Un viejo dirigente peronista suele decir que el peronismo es el único partido que tiene estipulado el Día de la Lealtad porque el resto de los días del año los asigna a la traición.»

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Consejos para bulímicos culturales: tv

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«Demasiado para consumir en tan poco tiempo». Aunque el diagnóstico ya es un lugar común de nuestros días, pocos se ocupan del tratamiento de la bulimia cultural. ¿Cómo hacer para acceder a todo lo que nos gusta de la tele, los libros, la web, la música y el cine en el lapso que dura una vida?

Como un servicio de autoayuda para bulímicos culturales, propongo explorar soluciones a este acuciante mal de nuestros días. Hoy empiezo con la televisión.

La sobreoferta televisiva es anterior a la de la música o las lecturas, hijas de la accesibilidad y gratuidad que se consigue en la web. Mucha tele hay desde los últimos ochentas y los primeros noventas, con la consagración del cable. Así que es algo con más antecedentes académicos y periodísticos. Si se revisan esos primeros trabajos, la por entonces novedosa palabra zapping es recurrente.

Las nuevas generaciones nacieron con el control remoto incorporado, pero los que pasamos los 30 y pico teníamos que pararnos y caminar hasta el televisor para girar entre los 4 o 5 canales que había.

En agosto de 1993 Oscar Landi escribía en Clarín:

En un principio parecía que todo consistía en hacer zapping para no tener que ver los avisos entre los bloques de un programa, era una especie de actitud negativa basada en evitar algo. Con el tiempo se fueron descubriendo otros tipos de zappings cuyo denominador común no era evitar algo sino agregar sensaciones e imágenes.

El zapping entonces comienza a desprenderse de su función inicial, digamos defensiva, y se muestra como algo que produce cierto placer en sí mismo, como un ejercicio que es parte de la cultura audiovisual de una persona. El ejemplo más claro de este tipo de zapping es el de las personas que siguen al mismo tiempo varios programas.

La posibilidad de estar asistiendo simultáneamente a un noticioso, un partido de fútbol, un concierto y una telenovela, se funda comunicativamente en que la persona conoce ciertas reglas de estos espectáculos y géneros de programas y entonces puede entrar y salir de los mismos manteniendo razonablemente el hilo de los sucesos y relatos de cada uno de ellos. Esta práctica supone cierta formación en cuanto a las reglas de los distintos programas, pero es activada por un goce de difícil definición y que a veces hace imposible ver junto con ciertas personas la televisión, obliga a comprar otro televisor o incluso provoca divorcios.

Las actuales pantallas que permiten ver al mismo tiempo varios canales en su superficie serían el colmo del zapping, pero me animaría a decir que por el contrario producen una especie de antizapping pues desencantan esta actividad: le quitan su placer más propio, basado en el desplazamiento y el suspenso, su componente de falso apagar, la entrada y la salida de la pantalla a cargo del propio televidente.

Además de su función obvia, Landi destaca dos aspectos marginales del zapping: el placer, no solo de ver lo deseado, sino de dejar de ver; y la construcción de un camino propio desde el receptor del mensaje. O sea: selección y personalización, dos funciones activas que operan sobre el contenido.

¡Cuántas veces escuchamos o leímos la queja del que se bajó la discografía completa de un grupo o, peor, de varios grupos! Sin criterios de selección y personalización todo es igual a nada.

En otro artículo de Clarín, pero de octubre del ’91, Eliseo Verón aporta otras conductas paralelas al zapping para depurar contenidos televisivos.

Hoy sabemos que el término genérico de zapping recubre varios fenómenos diferentes. Los investigadores norteamericanos han identificado cuatro tipos de comportamiento. El zapping propiamente dicho, acto de cambiar de canal cuando llega la tanda publicitaria que corta un programa. El zipping, que consiste en acelerar el pasaje de un programa que el individuo ha grabado en videocassette, con el fin de saltar los spots publicitarios. El flipping, que cambia de programa durante una emisión, sin que ese cambio tenga ninguna relación con la tanda publicitaria. Y por último el grazing, que es una ida y vuelta permanentemente entre dos o más programas y que traduce la voluntad de seguir emisiones simultáneamente.

Salvo en ese artículo, nunca volví a escuchar hablar del zipping, flipping y grazing, pero propongo agregar una categoría más a la lista, llamémosla pipling (por «people-ing» y «peeping»), que alterna entre lo que se ve en tv y una conversación fuera del televisor, conducta cada vez más frecuente en las mesas de los bares.

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Cerraron dos sitios

Dos sitios web dejaron de existir: Jorgelanata.com y «Mi vida es un drama».

El sitio de Lanata no anunció su cierre, pero las secciones «Puterío» y «Hoja de Ruta» no se actualizan desde fin de año. Y anuncian un videochat para el 27 de noviembre de 2007.

Puede intuirse que esta falta de actualización se debe a su nuevo proyecto, Crítica, que también tiene una contraparte online. Pero entonces que se despida, lo cierre o ponga una gran foto suya en lugar de toda esa información vieja, imperdonable para el espacio personal de un periodista.

A diferencia de sus otros proyectos, Jorgelanata.com, su propio sitio, nunca fue bueno y no se lo va a extrañar.

En cambio «Mi vida es un drama» fue un blog como tantos otros, pero que era adictivo como pocos. Su autor, Luchio, decidió cerrarlo y desde hoy ya no puede accederse a sus posts, salvo usando el caché de Google.

Mientras esperamos que sus historias se conviertan en una sitcom, a modo de homenaje a una de sus secciones estables, enuncio mi propia «Declaración de principios»:

Entre Jorgelanata.com y «Mi vida es un drama», ya quedó claro a quién banco.
Entre Caparrós y Dorio, banco a Dorio.
Entre tener un auto y tomar taxis, a tomar taxis.
Entre viajar en auto y viajar en taxi, a viajar en auto.
Entre el café de McDonald’s y el de Burger King, al del McCafé.
Entre hacer y pensar, a pensar.
Entre un bloguer y un periodista, a un periodista con blog.
Entre postear cualquier cosa y no postear nada, a no postear nada.
Entre un nuevo rico menemista y un nuevo rico kirchnerista, a un nuevo rico menemista
Entre ser voyeur y ser exhibicionista, a ser voyeur.
Entre ir al teatro y quedarse en casa, a quedarse en casa.
Entre un excelente disco con mal sonido y el silencio, al silencio.
Entre Araceli González y Griselda Siciliani, a la Siciliani.
Entre que tu hijo te salga travesti y que te salga chorro, todavía no me decido.
Entre leer algo nuevo potencialmente pedorro y releer algo genial, a lo nuevo.
Entre Serrat-Sabina, Sabina-Páez y Spinetta-Páez, a Spinetta-Páez.
Entre chatear y mandarse emails, a mandarse emails.
Entre un artista bueno y un político eficiente, al artista.
Entre el horóscopo occidental y el chino, al occidental.
Entre el cierre definitivo de «Mi vida es un drama» y su regreso triunfal, al cierre definitivo.

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¿Horizontales o verticales?

«¿Lo mejor que me pasó con Mambrú? Salir en los crucigramas de Pronto: foto y epígrafe, ‘cantante, cinco letras’.» (Germán «Tripa» Tripel)