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Por qué amo a las series

A nueve años del comienzo de «Los Soprano» y a casi una década del último capítulo de «Seinfeld», los grandes medios en español parecen descubrir el fenómeno de las series. Una nota en «El País» hace tres meses y otra en «La Nación» esta semana pintan como novedoso un sistema que funciona hace años. Esta bienvenida al mundo de la cultura no es menor: la televisión como medio todavía sigue afuera de las páginas culturales, salvo para ser vituperada.

Seinfeld

¿Por qué ahora? Antes seguir una serie no era fácil. Mucho menos seguir varias. Las revista de cable no ayudan con los horarios; hay que tener alrededor de 22 horas disponibles para ver cada temporada y mucho más si se suman todas las temporadas; estar siempre a la misma hora para verla en vivo (y acordarse) o poder organizarse para grabarla…

House MD

Pero desde hace no tanto las series se bajan de Internet, se alquilan en un videoclub o se consiguen en el Parque Rivadavia. Y apareció otro televidente, cinéfilo o al menos espectador de cine, que se anima a confesar que ve una serie sin pruritos. No solo ya no es vergonzante, es casi una necesidad cultural. Si hasta aparecen libros como «La psicología de Los Simpson» o «Los Soprano y la filosofía».

Tony Soprano

Soy teleadicto desde niño, pero este año dejé de ver el último programa de televisión abierta que veía. Ahora solo veo series. Hay demasiadas buenas y los canales de aire ya no ofrecen nada que me atraiga. Pienso mucho si escribir o no este párrafo: odiaría que suene snob o despectivo. De adolescente podía pasar una hora viendo «Mundo Panaderil» por Canal 2 y en 2007 seguí a «Bendita tv», el primer Gran Hermano y cachos de «Showmatch», así que no me voy a hacer el exquisito. Pero los DVDs y VHSs se acumulan y entre las confesiones de Andrea Pietra en «La biblia y el calefón» y las de Nancy Botwin en «Weeds», no dudo.

Nancy Botwin

Además de ser el reino de los guionistas y de las excelentes actuaciones, hay un elemento que me hace adorar a las series por sobre las películas, que es el mismo que hizo que abandonara los cuentos para ser devoto de las novelas: su estructura. En un cuento o en una película nunca llegamos a conocer en serio a los personajes. En las novelas y en las series sí. Las series se hicieron verdaderamente interesantes cuando abandonaron la idea de que cada capítulo es una unidad independiente en la que todo vuelve a cero al final del episodio, como si fuera un grupo de cuentos con los mismos personajes. Para la generación de series adultas, cada episodio es como el capítulo de una novela (en eso, las telenovelas latinoamericanas fueron pioneras). Por eso «Los Simpson» es una serie del viejo estilo, mientras que la legendaria «Twin Peaks» puede meterse entre las nuevas.

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Las dos horas de una película no alcanzan. Hacen falta 54 horas para entender a Tony Soprano, solo, separado de su mujer, mirando un cuadro del Rat Pack. 73 horas para comprender por qué Gregory House pone un cuchillo en un enchufe. 68 horas para reírse cuando Elaine conoce a las versiones opuestas de Jerry, George y Kramer. 60 horas para que la muerte de Nate Fischer se parezca a la de un ser querido.

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Un regalo para los lectores de este blog

Era hora de que tanta fidelidad fuera premiada. Como broche de oro de este año, Malas Palabras regala a sus seguidores entradas para el Taringa Fest, la fiesta de Taringa, la mejor comunidad online argentina.

El Taringa Fest se hace el jueves 27 de diciembre en Barhein, Lavalle 345. Se presentarán reconocidos musicos, dj´s y veejays de la escena local.

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Encuentren más información acá y acá.

Las entradas gratis para la fiesta las recibirán aquellos que demuestren encajar mejor en la tipología de lector de este blog y puedan contestar correctamente las siguientes dos preguntas:

1) ¿Quiénes son las dos finalistas de «Patinando por un sueño»?
2) ¿Cómo se llama el último libro de Naomi Klein?

Las respuestas, junto con el nombre del beneficiado y el DNI deberán enviarlas a través del formulario de contacto.

Tengo solo cinco entradas así que… ¡manos a la obra y que gane el mejor!

ACTUALIZADO: Cerró el concurso.

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El efecto Radiohead llega a la gráfica

En octubre Radiohead puso online su nuevo disco In Rainbows. El precio: a la gorra, los fans deciden cuánto quieren pagar para obtenerlo. Incluso se lo pueden bajar sin desembolsar un centavo.

A poco más de un mes de lanzada la experiencia, el balance no es óptimo: el 62% se lo bajó sin pagar nada. De los que sí pagaron, un 17% puso entre un centavo y cuatro dólares y solo un 4% gastó entre 12 y 20 dólares, el costo de un CD tradicional. Editado por un sello, a Radiohead le suele quedar entre 3 y 5 dólares por álbum. Con esta experiencia logró 2,26 dólares si se promedian todas las descargas.

Por eso tampoco sorprende el paso atrás: la banda finalmente editará In Rainbows en el tradicional formato CD mediante una compañía discográfica.

Igual, la movida ya tiene imitadores: la muy buena revista Paste ofrece una suscripción anual de 11 ejemplares con 11 CDs al precio que el futuro suscriptor elija. El mínimo es 1 dólar, contra los 65,45 que valdría en los kioscos o los 19,95 de la suscripción regular.

Aunque la oferta es válida solo para EE.UU. también habrá que seguirla de cerca para ver sus posibilidades en el mercado editorial de los países de habla hispana.

Relacionado: Cds, Napster o la gorra

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Mesa de saldos X

Ideas y links que no llegaron a post (Edición rock & pop)

Ídolos sin cara. ¿Pueden reconocerlos?

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Más…

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La proporción de CDs vírgenes de nuestras discotecas va en aumento o directamente la música que escuchamos ya ni siquiera se materializa en un soporte: pasa de la computadora al reproductor de MP3. Contra esta costumbre, Sleevage es un blog dedicado a rescatar el arte de tapa de los discos, la gran víctima de la digitalización de la música. El sitio permite acceder a tapas por intérprete del disco, por autor de la tapa, por estudio que la diseñó, por sello discográfico, por género y por período.

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Los Beatles en una hora es una contribución de Steve McLaughlin para que aquellas personas demasiado ocupadas como para perder tiempo escuchando música puedan conocer la discografía completa de los Beatles comprimida en apenas 60 minutos, reproducida ocho veces más rápido. Puede escucharse en el reproductor de acá abajo:

[audio:http://blogfiles.wfmu.org/KG/McLaughlin/Steve_McLaughlin-Run_for_Your_Life.mp3]

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«Frets on Fire es un juego de habilidad musical y dedos rápidos. El objetivo es tocar la guitarra con el teclado de la computadora con la mayor precisión posible». Descárguenlo aquí.

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-Hoy en día la gente quiere realidades, hechos, gestión concreta. Por eso ganó Macri en Capital, no por una cuestión de derechización de la sociedad.
-¿Votaste a Macri?
-No voto en Capital.
-¿Lo habrías votado?
-Posiblemente…posiblemente…no sé… A mí me parece que él está muy bien en un montón de cosas. (Andrés Ciro Martínez, cantante de Los Piojos, en la última Soy Rock)

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Empezó la Primera Guerra Mundial Cultural

Con los que alguna vez fueron hippies en la cima del poder, está comenzando una guerra mundial donde suena lógico que las armas sean bienes culturales.

Con los grandes grupos transnacionales facturando más que el PBI de algunas naciones, que dos grandes corporaciones se enfrenten, merece atención.

La historia comenzó en noviembre de 2006 cuando Universal Music Group le hizo un juicio a la red social MySpace alegando violaciones al copyright al permitir que sus usuarios compartieran música y videos, entre otros, de este sello.

Pero además de la demandada MySpace, News Corp. es propietaria de Fox, una de las principales cadenas de tv. Y a partir del juicio, devolvió el golpe con una prohibición para que ningún programa o película de Twentieth Century Fox usara temas musicales de Universal.

Irónicamente, los más perjudicados con esta medida fueron los productores de Fox, que a la hora de elegir cómo musicalizar sus programas se vieron privados del mayor catálogo musical del mundo. «Fue como hacer mi trabajo con una mano atada», definió Billy Gottlieb, supervisor musical de «Journeyman» y «Bones». Otros programas como «American Dad» o «My name is Earl» también sufieron las limitaciones: «un show como ‘Earl’ se basa en el rock clásico y Universal tiene buena parte de esos temas», le dijo a Wall Street Journal Kevin Edelman, supervisor musical de la serie.

Ahora la veda fue levantada y Edelman dice sentirse «aliviado». Universal parece haber ganado esta batalla: no va a suspender el juicio contra MySpace y tampoco sus finanzas se vieron afectadas con la prohibición.

Pero la «guerra cultural» acaba de empezar. La semana pasada Warner Music, otra de las grandes compañías musicales, impuso un boicot a la tienda musical de Nokia: no venderá música allí mientras Nokia no tome medidas contra otro de sus sitios, Mosh, donde los usuarios intercambian música y videos sin respetar el copyright. Los otros sellos, más pragmáticos, decidieron «darle una oportunidad a la paz» y no desaprovechar ese codiciado punto de venta.

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Macri y el titiritero: la cultura que nos perdimos

Al final Macri no nombrará a Luis Hernán Rodríguez Felder como ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Ex titiritero y editor de libros de manualidades, primeras letras, maquillaje, bricolage, chistes, infantiles y de cocina, Rodríguez Felder había seducido a Macri con su perfil de empresario exitoso, su buena relación con la Iglesia y una anécdota en la que cuestiona la idea de ser «culto», cuando un avión lleno de intelectuales cae en una jungla y es rescatado por un “indiecito analfabeto” que los alimenta y les enseña a sobrevivir.

Ayer, la legislatura de la ciudad, nombró ciudadano ilustre a Bernardo Ezequiel Koremblit . El merecidísimo homenaje fue impulsado por el macrista Mario Morando. Pero para justificar la elección argumentó que Koremblit transmite «cultura con buena onda».

Asi que, a no ilusionarse con el cambio de nombres: la cultura PRO tiene que tener buena onda, indiecitos, empresarios, títeres y bricolage. Y no tiene que tener intelectuales (salvo que sepan sobrevivir en la selva).

Por eso, mientras esperamos el nombramiento de Raúl «Hop Hop» Portal como ministro de Cultura (¿o conocen a alguien que tenga más buena onda que él?), aquí algunas obras que podríamos haber visto durante la gestión de Rodríguez Felder:

El canal de la ciudad

La primera medida de Macri fue anunciar el cierre de Ciudad Abierta, el canal porteño. Pero Rodríguez Felder lo hubiera mantenido, pero cambiado: «Quiero un canal que no espante a la gente. [..] al actual canal Ciudad lo mató lo mismo que a Fashion TV. [..] Fashion TV, el canal de la moda, era un canal que pasaba presentaciones de modelos, entrevistas a modistos, chicas preciosas, estaba muy bien hecho. Un día empezaron a «renovarlo». Cambiaron su estética, su diseño, pusieron unos clips largos, vanguardistas, y el canal se vino abajo. Ahora están tratando de recuperar su imagen anterior para recuperar al televidente.»

El nuevo Ciudad Abierta, dirigido por Pancho Dotto, iba a tener un espacio conducido por Paulo Coelho (lectura favorita de las modelos), desfiles de escritores, entrevistas a íconos de la cultura realizadas por Luli Fernández y, por supuesto, una tira en prime time dedicada a las novedades de la Editorial Imaginador, de Felder, conducida por los títeres Carozo y Narizota.

Títeres, títeres y títeres

Para llegar a los más jóvenes, el ex-titiritero hubiera alentado videoclips como este hecho con sombras chinescas:

Defiende a su gremio y a la vez estas producciones no dan pérdidas por su bajo presupuesto.

Bancado por la Iglesia, hubiera prohibido las películas pornográficas, salvo las que no mostraran desnudos, como esta:

El futuro del Centro Cultural Recoleta

Dice Página/12 que Rodríguez Felder «mostraba una inquina notoria hacia el Centro Cultural Recoleta». Pues bien, allí ya no se hubieran visto más obras de vanguardia, sino que se habría transformado en un espacio para el bricolage, una de las temáticas principales de su editorial.

Dirigido por el indiecito que enseñó a los intelectuales, repatriado desde la selva, hubiera habido talleres de macramé, modelado en yeso y batik. Los cursos iban a estar abiertos a cualquiera, siempre que pagara el arancel correspondiente, porque la cultura no puede dar pérdidas. Al finalizar cada obra, se expondría en las salas para todo el público (siempre que pagara la entrada correspondiente, porque la cultura no puede dar pérdidas).

Que le vamos a hacer, nos lo perdimos. Otra vez será…

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El primer éxito de 2008: «Estudiando por un sueño»

Este martes, en Showmatch se vio esto:

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Ocho minutos cuarenta segundos de Tinelli «tomándole examen» a Rocío Marengo. El momento fue divertido y con rating, ¿por qué no pensar en convertirlo en concurso para el año próximo?

El formato de «Estudiando por un sueño» sería así: veddettes, modelos, gatos y travestis deben estudiar durante toda la semana para rendir examen con traje de colegiala o con cualquier otra indumentaria con poca tela frente a Tinelli. Cada semana toca una materia diferente: matemática, lengua, geografía, historia y, si el rating baja, educación física. En caso de que la participante no sepa la respuesta, puede contestar su soñador. Las que obtienen menor puntaje, van a placa. El duelo se definiría con un ping pong de preguntas y respuestas. La ganadora del certamen puede cumplir el sueño de su compañero.

El jurado estaría integrado por Felipe Pigna, Marcelo Polino, el profesor Candeal y Gerardo Sofovich como presidente. Los coachs serían docentes, intelectuales o periodistas (yo me ofrezco para entrenar a Carla Conte).

Filmus podría declararlo de interés educativo y las maestras podrían pasarle los videos a sus alumnos, como hicieron con «Algo habrán hecho». De paso, Pergolini no podría chicanear más a Tinelli con que él hace productos prestigiosos y el cabezón no.

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El mashup también es un invento argentino

La fusión de la Sinfonía Nº 40 de Mozart con el tema principal de las películas de James Bond es un nuevo video viral que circula por la web:

Al momento de escribir esto, ya había sido visto en YouTube 147.286 veces y 1.174 personas lo habían incluido entre sus videos favoritos.

Fundir dos temas disímiles en uno como acá se transformó en un género con vida propia, conocido como Mashup o bootleg. Pero esta idea interpretada por el dúo Igudesman & Joo ya fue hecha, y mucho mejor, por Ernesto Acher ¡hace veinte años!, mucho antes de las primeras experiencias del género. Su disco «Juegos» es genial y es una lástima que esté inconseguible. Escuchen «40 Choclos» (Sinfonía Nº 40 + El Choclo) y opinen cuál de las dos versiones les parece más lograda:

[audio:http://uploadingit.com/files/113514_jpcjh/40.mp3]

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¿El «método Seinfeld»? o ¿El «método Fontanarrosa»?

fontanarroseinfeld

¿En qué se parecen Roberto Fontanarrosa y Jerry Seinfeld? Humoristas los dos, fánaticos de su ciudad ambos. Y no mucho más.

Cuando se piensa en alguien dedicado a hacer reír, se piensa en la repentización, el chiste a flor de piel. Pero ellos comparten métodos de trabajo constantes y sistemáticos.

Dice Fontanarrosa:

«He encontrado una forma que me viene bien. Voy anotando ideas que me parecen factibles. No mucho, la idea básica y después alguna otra cosa… las guardo, hasta llegar más o menos a 25, una cantidad caprichosa. Entonces vuelvo al primero, y con la distancia, los errores saltan muy rápido, como si lo hubiera escrito otro. Ahí hago una primera versión, y así con todos. De cualquier modo, y esto no cambió desde que trabajaba en publicidad, de pibe, lo mío es producir mucho con poco refinamiento.»

Dice Brad Isaac que le dijo Seinfeld:

«Tenía que preguntarle a Seinfeld si tenía algún tip para un joven comediante… Dijo que la mejor manera de ser un buen comediante, era crear mejores chistes, y la mejor manera de crear mejores chistes, era escribir todos los días.»

En varias notas Fontanarrosa contó que trabaja en su estudio todos los días, solo, durante 7 u 8 horas.

Y Seinfeld es todavía más extremo, tiene un «método de productividad», revelado en palabras de Isaac:

«Me dijo que consiguiera un calendario de pared grande que tuviese todo el año en una página, y que lo colgara en una pared prominente. El próximo paso, era conseguir un marcador rojo grande.

Dijo que, para cada día que escribiese, pusiera una gran X sobre ese día. ‘Después de algunos días, tendrás una cadena. Simplemente mantente marcando X, y la cadena se hará mas larga cada día. Te gustará ver la cadena, especialmente cuando hayamos acumulado algunas semanas con ella. Tu único trabajo, es no romper la cadena’.

‘NO rompas la cadena’, repitió enfáticamente. [..]

Saltearse un día hace que saltearse el siguiente sea más fácil.

[..] Seinfeld entiende que la acción diaria da mejores beneficios que estar sentado y tratar de terminar 1000 bromas todos los días.»

¿Y el ocio? El personaje de Seinfeld en la sitcom trabajaba poco, pero sus colegas lo definen como un «workaholic extremo». Claro que si uno pasa las dos centenas de millones de dólares puede hacerse tiempo para darse algunos gustos .

Sobre este tema el «método Fontanarrosa» es claro: reivindica el «ocio no creativo»:

«Dejame de romper las bolas con el ocio creativo. Yo defiendo mucho el tiempo al pedo, tanto como el del laburo. Aún intento jugar al fútbol, soy una cosa patética, pero el hecho de hacer un juego, lo que sea, hace que ese tiempo no estés pensando en el trabajo. Yo necesito algo que me limpie la cabeza. Habitualmente trabajo siete horas y media, termino a eso de las seis. Ahí caigo en el bar y estoy una hora y media boludeando con los amigos.»

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Cuando un amigo se va

El Día del Amigo pasado preguntaba si los amigos virtuales son amigos. Esta vez, leyendo en blogs y diarios (supongo que pasará algo similar en la radio y la tele) el modo en el que todos recuerdan a Fontanarrosa me pregunto si uno puede considerar amigo a un famoso, a alguien a quien nunca se conoció más allá de su obra o de los medios.

Elogiar a un muerto es natural. Pero Roberto Fontanarrosa está en la categoría de «los incuestionables», esos pocos personajes públicos de los que nunca nadie habló mal, ni como persona ni como profesional. Pero, a pesar de eso, el sentimiento no era respeto, sino cariño.

Cuando un chiste descubre lo que pensábamos (pero ignorábamos) y encima nos hace reir o sonreír; cuando leemos un cuento que transcurre en un bar y nos sentimos parte de esa mesa de amigos y hasta queremos opinar; cuando un libro parece hablado más que escrito, y necesitamos leerlo en voz alta a otro amigo… del otro lado tiene que haber algo más que un escritor o un dibujante.

Por eso, si solo nos cruzamos con él en esos segundos que le regalaba a cada lector en la cola de la Feria del Libro mientras dibujaba a Mendieta, ¿por qué nos pone tan tristes su muerte?

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«El origen de los chistes orales generalmente es un misterio, nadie sabe de dónde salen. A mí me cuentan chistes míos sin saber que son míos. Una vez, estando en la cancha, escuché que un muchacho le contaba a su amigo un chiste que yo había hecho como si fuera una anécdota real. Ese tipo de situaciones me hacen gracia.»
(Roberto Fontanarrosa)